Abierto a todo

man standing beside open 24 hours signage during nighttime

Abierto las veinticuatro horas. A todo, a los cambios, a probar nuevas estrategias, a las nuevas ideas y a las viejas que quedaron en el olvido; a los desafíos que están por llegar, a los nuevos fracasos y, sobre todo, a empezar de cero.
Estos días de niebla, frío y ambiente navideño, paseo por el centro de Madrid haciendo círculos en el aire con los ojos, fijándome en los áticos de las fachadas, pensando en lo rápido que ha pasado este año y lo fugaces que han corrido los dos del perro a mi lado. Dicen que escribir en un blog ya no sirve de mucho, pero estoy en absoluto desacuerdo. Gracias a escribir a diario los pensamientos de ese día, me puedo reencontrar con mi yo de 2015, entender cómo me sentía entonces y comprender cómo he llegado hasta donde estoy. Escribir una página a diario también me ha dado disciplina, aunque nunca haya sido más que una reflexión difusa, un relato corto o un par de ideas sin ordenar. Pero eso no es todo. Escribir a diario me ha ayudado, durante cuatro años, a generar contenido, a tener algo que decir, además de promocionar mis novelas, sin caer en la obligación. Poco a poco, esas quinientas palabras desengrasantes han sido el pequeño ritual de cada mañana, incluso en esos días en los que no me apetecía teclear nada.
Lo que comenzó como un desafío allá por 2015, terminó convirtiéndose en una placentera necesidad que me ha ayudado a mejorar en muchos otros aspectos. Pero hay que abrirse a nuevas formas, a otras ideas que siempre he visto lejanas. Ahora siento que es el momento de llevarlas a cabo.
Por eso, es hora de abrirse y sumar.
El año 2019 ha sido un año frenético. El que asoma, presiento que será crucial.

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