Caras B

Al final sólo se trata de ser felices, de encontrar la manera de serlo.

Como las canciones de los discos de vinilo o las cintas de casete, hay muchas personas que se pasan la vida siendo una cara B, al otro lado, esperando -aunque no siempre- a que alguien las descubra.

Toda mi vida he formado parte de ese lugar, el que va a contracorriente, el que no se empieza nunca por el principio, el que está a expensas de ser descubierto.

Ser la otra parte ayuda a sentirse cómodo con ciertos términos tales como el fracaso y la soledad.

Ser la otra cara te enseña a pelear más duro cuando los otros ya han tirado la toalla. Te ayuda a ganar perspectiva.

Y es que ser la cara B no tiene nada de malo, sino al contrario.

Es importante aceptar lo que somos, de dónde venimos y qué lugar ocupamos.

Gracias a Internet, vivimos en un momento en el que ya no existen las barreras de este tipo, en el que las canciones no diferencian de lados, en el que cualquiera alcanza la fama a golpe de clic.

Hoy, ser la cara b sólo es una etiqueta, una forma de identificarnos con un grupo con tal de evadir la responsabilidad o hacer de ésta algo más importante.

Es necesario dejar las excusas a un lado y vivir la vida que tenemos por delante. Al final sólo se trata de ser felices, de encontrar la manera de serlo.

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Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras. Si te ha gustado este artículo, conectemos: te animo a que te suscribas y descargues gratuitamente una de mis novelas.

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