Códigos

Hace unos días vi un documental sobre James Dean, el mito, el actor maldito que murió estrellando su Porsche a toda velocidad en una curva.

Parte del reportaje hablaba de los traumas del personaje, de su obsesión por ser retratado sólo de la forma que él deseaba.

Si no, no había foto.

Un código. Una disciplina. Blanco o negro. Sí o no. Lo tomas o lo dejas.

Razón por la que todas sus fotos transmitan algo, que muchos pensaron que era fruto de su personalidad, pero que no resultaba más que una pose ensayada.

A mí me sucede algo parecido con las entrevistas.

No es que no me gusten ni tenga algo en contra de ellas. De hecho, me parece un formato perfecto para profundizar en ciertos temas de un modo ameno.

Sin embargo, detesto las entrevistas que suponen una pérdida de tiempo -para mí y para quien las lee- porque no aportan nada y sólo hacen el trabajo de alguien que necesita llenar un espacio.

Cuando formaba parte de un grupo musical, realicé un puñado. La mayoría recalcaban lo que había en textos colgados en la red. Conversaciones anodinas, de vagones de metro, de barras de bar pasajeras.

Por otro lado, el término entrevista es un vocablo peligroso para el ego, para esa voz nutrida de la experiencia del pasado que busca vanagloriarse por algo.

El ego es mi único enemigo, el que me sepulta de alcanzar mis ambiciones, y lucho a diario por deshacerme de él, aunque no pueda lograrlo del todo.

Para alejarme de éste, debo también hacerlo de ciertos juegos, entre ellos las entrevistas, que no dan nada más que placer al escucharme a mí mismo y me llevan a hablar más de la cuenta.

Y no sólo eso, también la exposición en las redes, los comentarios que vierto sobre el mundo virtual que existe más allá de mi balcón y donde escribo estas palabras.

Es importante marcarse los límites, enfrentarse a la página en blanco de cada día sin caer en el ruido, en los rayajos sin sentido.

Tener una disciplina, un código. Cumplir con ella, fallar y reconocer que estamos lejos de ser perfectos, por mucho que queramos finjirlo.