Cuatro ideas sobre por qué es el mejor momento para vivir de la escritura

Photo by Jesus Kiteque on Unsplash

Hace un tiempo que no escribo en Medium, aunque eso no significa que no haya estado tecleando como acostumbro.

Tengo la sensación de que la mayoría de gente que me lee aquí, busca contenido relacionado con la escritura o la motivación, razón por la que no he escrito nada últimamente -no tenía nada nuevo que aportar-.

Cada día que pasa, observo más esta profesión como cualquier otra, el problema es que -la mayoría de nosotros- partimos de un ideal obsoleto y que, en mi opinión, ha sido más una ilusión que algo verdadero. Por eso, cada vez me interesan menos ciertos discursos, por no decir casi ninguno.

Por supuesto, leo sobre figuras que marcaron un antes y un después. Me gusta curiosear, fantasear, saber qué hacían esas personas. Ciertos fetichismos comparables a las biografías de músicos o personajes ilustres. Pero nada más que rascar.

Después de diez años, llego a la concusión de que, sobre la escritura, me temo que está todo escrito. Lo único que ha cambiado ha sido el contexto y el modo de entrega. Y eso ha afectado en nuestros intereses, a las modas, pero a nada más.

El lenguaje es necesario para la comunicación y, por tanto, se ayuda de la escritura y de la lectura para su divulgación e interpretación. Como no me imagino -quién sabe, claro- a los humanos comunicándonos de otra manera -al menos, en vida-, presiento que le queda mucha carrera a seguir contando historias.

He dicho, digo y diré que es el mejor momento para vivir de la escritura -y de muchas otras cosas- porque:

a) Cualquiera puede escribir un libro.

Sólo necesitas un ordenador, un procesador de textos y una conexión a internet para documentarte. No hablo de talento, ni de ser leído. Hablo de escribir un libro, contar una historia, exponer una idea.

A escribir bien, se aprende. A contar historias, se aprende. El talento, se tiene o no se tiene. Pero, ¿cuántos talentos se desperdician por otras cuestiones? Mejor centrarse en las fortalezas que tenemos.

¿Quién no escribe un libro? La persona que se pasa la vida hablando de que va a escribir un libro.

No seas esa persona.

Cuéntalo cuando ya esté terminado.

Photo by Drew Graham on Unsplash

b) El statu quo ha cambiado.

No necesitas la aprobación de nadie para lograr lo que buscas. ¿Qué es lo que quieres? ¿Fama? ¿Dinero? ¿Suplir gastos? ¿Pagarte unas cervezas? Honestidad ante todo. Cada persona sabe de sobra lo que busca con su libro, otra cosa es que pretenda engañarse frente al espejo. Escribe la pregunta en Google y aprende a conseguirlo.

Cuando digo que ha cambiado, no me refiero a Amazon, ni a la irrupción del ebook. Esto ha ayudado a agilizar los procesos, igual que ahora no necesitamos una cámara para tomar una fotografía ni llamar a DHL para enviarla a su destinatario.

Ha cambiado porque la red ha permitido conectarnos de forma masiva, en cuestión de segundos, con personas que están en diferentes partes del globo.

El día que esto se termine -esperemos que nunca-, nos preocuparán otras cosas.

Photo by Maxi am Brunnen on Unsplash

c) Escribir puede convertirse en un oficio bien remunerado, sin necesidad del apoyo editorial.

Duro, tal vez, o no, pero cierto.

Sí, la gente lee, compra libros y vive su vida de la mejor manera que puede. ¿Quién tiene la verdad absoluta? Los números de los informes y los de tu cuenta corriente. El resto, son palabrerías.

Hay miles de autores por todo el mundo viviendo de esto. No es el futuro, es el presente.

Internet ha permitido que no necesites la difusión mediática de terceros para embolsarte un rico salario.

¿Cómo? Pues igual que todo: con esfuerzo, dedicación y consistencia.

No creo en la suerte o pienso que no es para mí. Personalmente, tengo cero expectativas de todo, incluso de mi persona. Esto no quita que no me marque unas metas claras, pero me ayuda a comprender que hay cosas que pueden no llegar a funcionar nunca -al menos, con el planteamiento del principio-.

Reconozco en este aspecto que soy bastante agresivo en mi modo de operar. Tal vez porque sea Tauro y no tome un no por respuesta. No importa. Soy todo o nada y disfruto con el juego.

Cada persona tiene una forma distinta de aproximarse a esto y es TOTALMENTE COMPATIBLE. Hay quien obtiene mejores resultados con menos esfuerzo y quien mete un gol en el segundo minuto de partido.

Bravo por todos. La vida es así.

Esto es importante porque aprender a manejar el estrés, las emociones y los desgastes es esencial para que no arda Troya.

Troya eres tú.

Photo by Mohamed Nohassi on Unsplash

Desde mi visión más personal (y puede que una de las claves del éxito), un escritor trabaja siete horas (o más). Es mi regla de oro y donde cojean muchas historias personales que escucho.

Ahí va el porqué.

Es tan simple como lo siguiente: en mi primer empleo -no he tenido muchos, lo reconozco-, trabajé gratis durante unos meses, porque quise, porque quería demostrar que podía aportar valor y merecer un salario por ello. Eso me cambió la mentalidad.

Si dedicaba siete horas (o más) gratuitas en una oficina por la que no era seguro que terminaran contratándome, ¿por qué no dedicarlas en lo que realmente me apasionaba? Y eso hice.

Me largué bien lejos y busqué un trabajo a jornada partida. 50/50. Así empezó todo, hasta que escribir fue el único empleo.

Sinceramente, me importaba un carajo lo demás.

¿Cómo contabilizar tus horas? Fácil. Escribe durante 30 minutos, cuenta las palabras que has plasmado y multiplica por dos. Eso es lo que escribes en una hora. Ahora, multiplica por siete.

Si escribes 200 en 30 minutos.

Deberías escribir 400 por hora (esto no es una ciencia exacta, hay picos de motivación y depende de muchos factores, pero se aproxima siempre).

Después por 7 y obtienes 2800 palabras.

Ahí tienes tu jornada laboral.

Ah, ¿que son muchas? ¿Que son pocas? ¿Que te gusta escribir cuando llegue la inspiración? Ese es tu problema, tu situación y tu circunstancia. Defínelos.

Esto no es una competición, ni se trata de ver quién escribe más rápido. Cada persona es un mundo y escribir más rápido o más lento no te asegura nada.

Te muestro mi forma de contabilizar las horas productivas en la pantalla, no las que pasamos en Youtube o comentando la jugada en las redes sociales.

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d) Puedes escribir lo que te dé la real gana.

Este es un tema que genera controversia. Hay quien dice que solo vende lo que realmente tiene mercado (y no discrepo).

Si a ti te gusta escribir sobre vampiros o westerns en el espacio, ¿para qué demonios vas a escribir novelas de policías? ¿Y quién es esa voz ajena para decirte si lo que escribes es una pérdida de tiempo o no?

Si vas a escribir, necesitarás una buena fortaleza mental. Consejo: aprende a mandar al infierno a la gente y sus consejos y críticas destructivas, lo antes posible.

Lo que debemos preguntarnos es si hay suficiente público para este género. Siempre lo hay. Dedica horas, investiga y encuentra a esos lectores potenciales. Otra opción es la de mezclar géneros. Todo es posible: está en tu imaginación.

Escribe, publica, recibe retroalimentación y reajusta. Es un bonito y largo proceso. No dejes de experimentar y probar cosas nuevas.

Por tanto, si has llegado hasta aquí, te doy la más sincera enhorabuena.

Si tenías dudas sobre si merece la pena lanzarse, espero que se hayan resuelto del todo.

Estos son los cuatro puntos por los que creo que es el mejor momento para escribir y vivir de tu escritura (sin suerte, ni contratos editoriales).

Huelga decir que no tengo nada en contra del sistema tradicional, de firmar contratos y de quien prefiere otros caminos. De hecho, creo que todos pueden converger y no hay por qué cerrarse de miras. A mí lo único que me interesa es que las historias lleguen lo más lejos y a cuanta más gente sea posible. La unión hace la fuerza y yo siempre estoy abierto a nuevos retos.

No odio a nadie, ni tengo una lista negra de adversarios. Mi única enemiga es la pereza.

Para concluir, dejo fuera del tiesto muchas cosas, ya que este artículo daría para un libro.

El camino es largo y hay que tener correa para saber aguantar. Los egos más sensibles son los que peor lo pasan, pero todo cicatriza con el tiempo.

Como diría Tony Montana: el mundo es tuyo.

Ya sabes. Disfruta, escribe, diviértete y rock and roll.

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Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras. Si te ha gustado este artículo, conectemos: te animo a que te suscribas y descargues gratuitamente una de mis novelas.

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