Destellos literarios

scenery of aurora

Ayer tuve la suerte de estar presente en la entrega del Premio Literario Amazon 2019. Quedé un rato con mi compañero Luis Santamaría (un gran tipo al que echarle el ojo y que también ofrece su libro gratis) en el Café Comercial para tomar un café rápido y dejarnos caer por el Vicci de Callao para el evento. A veces, la vida te sorprende cuando has perdido la fe en algunas cosas. Cruzando Fuencarral entre el mogollón de la gente que arrasa el centro a esas horas, tuvimos tiempo para hablar de diferentes temas. Entonces me di cuenta de que compartíamos la misma visión en muchos aspectos, que ambos teníamos las cosas claras sobre el rumbo de ciertos temas y eso es de agradecer. Nunca se puede dar nada por sentado, pero para eso existen los interrogantes. La tarde fue estupenda. Desvirtualicé nombres que me sonaban de las listas de ventas y de perfiles de Facebook y eché en falta que esos eventos no se hicieran más a menudo. De pronto, la mayoría nos conocíamos de algo, aunque no hubiésemos hablado nunca, y es que todos teníamos algo en común: escribir. Lo que nos hacía felices, supongo. De casualidad crucé unas palabras con un famoso editor y tuve la suerte de acabar la velada con Luis y David Orange, otro éxito editorial que arrasó antes de llegar a las librerías. Me llevé una grata impresión de toda la gente con la que hablé. Me da la sensación de que ayer nació algo bonito allí. Nos despedimos cuando terminó y regresé a casa bajo los luminosos de la Gran Vía, con el viento de cara y las solapas del abrigo levantadas. Aquello ya terminó y ahora toca seguir empujando hacia senda.