Discurso

Dicen que todos tenemos una historia que contar. Mi discurso es vivir la vida, de la mejor forma posible dentro de tus estándares, sin molestar a nadie. No hay más.

Hace mucho tiempo, algunos de mis amigos me llamaban bohemio, por el hecho de escribir libros. Por entonces, estudiaba en la universidad y sólo había escrito una novela (Sangre de Pepperoni), la cual no llegó muy lejos.

Nunca me he identificado con el término, pues bohemio suena a desorden, y eso es algo que evito a toda costa.

Me gusta contar historias, incitar a la reflexión, hacer que la mente vuela, regalar un trocito de mi visión particular del entorno.

Escribo para no olvidar, para dejar constancia que mis pensamientos fueron distintos.

Me gusta vivir, a mi manera, de un modo que yo mismo he confeccionado, sin guiarme por los estándares sobre lo que se debe o no hacer. Establecer mis metas, luchar por lo que considero válido, sin traicionarme en ningún momento.

La vida me ha demostrado que vivimos en un ciclo constante de cambio.

Diez años atrás, moría por visitar cada rincón de Europa, capaz de caminar sobre una playa del Báltico congelada a veinticinco grados bajo cero.

Hablar con desconocidos, personas a quienes era incapaz de juzgar antes de verlas frente a mí; probar bebidas extrañas y adentrarme en el interior de regiones que no aparecían en Google Maps; escuchar la banda sonora de Drive mientras me arropo con una desconocida.

El tiempo pasa, la frecuencia del cuerpo cambia y hoy me contento paseando por el mismo sitio, una y otra vez, junto al mar, tomando vino local y hablando con otros desconocidos de acento similar al mío.

Hoy veo los colores con más intensidad e interpreto el arte y el amor de un modo más amplio y menos simplista que antes.

Todos cambiamos y está bien aceptarlo. Todo cambia y es necesario entender esto.

Mi discurso sigue siendo vivir la vida, en el momento que nos toca, aunque ya no me preocupe tanto que una ráfaga de viento me despeine.

Vivir la vida siendo consciente de que, lo que hoy es de un modo, mañana cambiará.

No quiero echar de menos, sino quedarme con el recuerdo de haber disfrutado.