Domina tu reinado

Photo by Kit Suman on Unsplash

Hace unos días, estaba paseando por la Feria del Libro de Madrid cuando escuché, entre la muchedumbre, por enésima vez, el mismo argumento de que la gente no lee, de que hay muchos libros y de que la figura del escritor se está deteriorando cada vez más.

Curioso, pensé, cómo conformamos nuestra realidad en función de nuestras observaciones, de lo que escuchamos de otros, de una opinión general basada en un artículo o vete tú a saber qué. Por supuesto, estaba en total desacuerdo con esas palabras. La gente lee, ya lo creo que lo hace.

Mis libros se leen, a diario, tengo números, informes mensuales. Una base más sólida que la de quien comenta de oídas. Y, si mis libros se leen, los cuales no encabezan listas, ni aparecen en publicaciones, no quiero imaginar los del resto.

Los resultados han destruido el mito que existía en mi cabeza, así como las ganas de enzarzarme en una conversación banal.

Sigo pensando que es el mejor momento para crear, para aportar nuestro granito de arena sin tener que depender de los guardianes de la mazmorra que liberan a unos y a otros no. Cuando hablo de libros, también me refiero a la música, al diseño, a la pintura… a cualquier tipo de expresión.

Por supuesto, no hago referencia al talento, ni a la suerte, ni tampoco al éxito. Internet es una herramienta, pero nada fácil de usar del modo correcto.

Tan sólo manifiesto que las personas, aprovechando el momento tecnológico en el que nos encontramos, han conseguido construir su caballo de Troya para abrirse paso entre las industrias que han dominado demasiados años un reinado que creían suyo.

Seguí mi periplo entre los puestos de libros, anónimo e invisible, aunque bajo la mirada de curiosos, de autores en busca de un momento de ego, de otras personas que, como yo, echaban la tarde dando un vistazo por allí. El Retiro es un buen lugar para celebrar un evento así. Es bello y el entorno es hermoso. Este año querían cambiar la localización y, de haberlo hecho, habría sido un fracaso.

Demonizar algo, es una absurda y completa pérdida de tiempo. Vivimos en un momento en el que la búsqueda de enemigos comunes, es esencial para sentirnos mejor y suplir nuestras carencias. El comportamiento de los usuarios en las redes sociales, en ocasiones, son una muestra de ello. Por eso yo abogo por la calma, por el disfrute, sin caer en el agujero de la desesperación. La vida que interesa es la que está en las aceras, en los aperitivos, en las sonrisas durante la puesta de sol. Somos seres competitivos, pero al único oponente al que debemos enfrentarnos es al demonio que nos hace pensar así. Estar aquí, y no a caballo entre el cuerpo y la realidad de una pantalla que, al fin y al cabo, no es más que una proyección ficticia, llena de frustraciones, que nunca se llega a entender del todo.

La apertura de nuevas vías no tiene por qué suponer la destrucción de las antiguas, de hecho, pueden convivir en calma, aunque entiendo que haya quien tenga el miedo a perder su dominio. Los cambios siempre han existido por una razón. Nada es para siempre.

La regla es simple. Ser constante, no esperar nada de lo que no puedes controlar, adaptarte al cambio y hacerlo lo mejor posible.

La vida sabe mejor cuando tu fuero interno es un reino de paz.

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Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras. Si te ha gustado este artículo, conectemos: te animo a que te suscribas y descargues gratuitamente una de mis novelas.

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