El último capítulo

Photo by Kamila Maciejewska on Unsplash

Viernes, las vacaciones se notan, aunque uno no las haya tomado aún. Posiblemente es el periodo más complicado del año para trabajar, ya sea por el calor o por todas esas fotos de playas, fiestas, felicidad y descanso.

Como siempre, el cuerpo me pide una pausa, aunque no logro acostumbrarme a ella. Madrid se llena de turistas que dan vida a la ciudad mientras los locales se marchan a otras partes del país.

Fotos y más fotos, la necesidad de compartir un momento perfecto que, visto desde fuera, desde la posición de quien está detrás de la cámara, indiferente a todo, no parece tan estupendo, sino más bien un ensayo de anuncio de revista. Pero entiendo que vivamos en la era donde no existen las esperas, ni el tiempo para contarlo más tarde, si es que realmente hace falta hacerlo.

Pasear por las calles es diferente, aunque sigue manteniendo la esencia de la gran ciudad. Los bares llenos, como en cada parte del año, los atardeceres bellos y las terrazas repletas.

Me pregunto hacia dónde voy. Las dudas de quien se rige por su código propio, incluso cuando las cosas van bien. Es normal dudar, replantearse por un momento si esto es lo correcto, sobre todo, cuando el cansancio achaca y comienza a hacer mella.

No obstante, soy una persona de retos, de nadar hasta el horizonte, aunque esté más lejos de lo que creo. Lo mejor de todo, es que nadie me educó para ello, sino más bien al contrario. Ya no me muero por llegar, sino por seguir en el juego que, después de todo, es de lo que trata todo esto.

Por suerte, además de las personas, si hay un lugar en el que me cobijo -y nunca falla- es la lectura, la lista de libros que acumulo en mi dispositivo y en la balda del salón; los discos que -hoy digitales- siguen sonando en unos cascos rotos que sigo manteniendo con cinta adhesiva. Los días, una vez más, se me escapan entre los dedos como fina arena de playa y, sinceramente, me gustaría que fuesen más largos, lograr estirarlos como una goma de mascar. Pero estoy feliz. Hace una década -sí, ya son diez años de arrastre-, lo tenía menos claro.

Todo lleva su proceso y es el momento en el que te preguntas si existe algún modo de evitar las colas, saltarte algunos episodios y llegar antes de hora. Pero, como un buen libro, ir a las últimas páginas del libro, sin haber leído el resto, no tiene sentido alguno.

Conecta conmigo

Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras. Si te ha gustado este artículo, conectemos: te animo a que te suscribas y descargues gratuitamente una de mis novelas.

Si te interesa la escritura, descubre el curso de escritura que ofrezco para escribir, publicar tu libro en Amazon y lograr tus primeras ventas.

Si te ha gustado, ¿podrías darme diez o veinte aplausos para llegar a más gente?

También puedes seguirme en Instagram: @elescritorfantasma

Facebook: /elescritorfant