La guía perfecta para mandar a la mierda tu pasión (o hacerte imparable)

 

Hace -más o menos- un año empecé a tomarme seriamente la escritura, como un trabajo, como un oficio. Siempre había creído en las posibilidades que ofrecía internet, pero no fue hasta septiembre de 2016 cuando me di cuenta de que la única forma de alcanzar mis objetivos era pagando el precio.

El precio consistía en:

a) Renuncia

Y así fue. El precio era alto, tuve que renunciar a algunas cosas, dejar otras y luchar contra pronóstico y esforzarme tras la jornada laboral. En doce meses, he tenido tiempo suficiente para desencantarme de todo y seguir sudando. Ya no me interesan las historias motivadoras, ni el éxito, ni las grandes visiones. Me interesan los hechos, conocer las claves del cómo y no el qué. Y sin embargo, casi todo se remite al proceso, esa palabra que dice tanto y tan poco.

Falto de tiempo y con energías limitadas, continué golpeando el saco centrándome en lo más importante: escribir y tratar bien a los lectores.

b) Objetivos realistas pero complicados

Antes de imaginarme montado en un Lamborgini, me fijé tres objetivos reales, a doce meses de plazo. Tres objetivos alcanzables que me ayudaron a sacar fuerza de donde no la había.

Regresar a España para dedicarme a la escritura (un nivel de ventas aceptable).

Vender más de 10.000 copias de mis libros

Escribir diez novelas. 

Alcanzar a 10.000 lectores. 

Una meta alta, sobre todo, cuando empecé con menos de mil lectores, cero ventas y mucho por hacer.

c) Trabajo duro

En marzo escribí algo llamado Pizza fría y trabajo duro, que era mi lema en aquellos largos días de invierno polaco donde las cajas de pizza congelada de Tesco se apilaban en la basura. Días de escasas horas de luz y de páginas y páginas escritas. Pizza fría y trabajo duro, que ya comería caviar en el futuro. O lo que era igual: trabaja, sé humilde y no te detengas a escuchar el ruido exterior.

d) Moción

Sí, esa palabra tan en desuso en nuestra lengua (y que tanto gusta a los anglosajones). Sinceramente, no he comido caviar desde que llegué, ni tampoco he pensado en hacerlo. El lema era una forma más de motivarme a mí mismo pese a las adversidades.

Para mí, “la mejor defensa es un buen ataque” tiene mucho sentido. Cuando no ves resultados, lo peor que puedes hacer es tirar la toalla. Todo es una cuestión de actitud, de seguir corriendo cuando más te duelen las piernas.

e) Pasión + determinación

La actitud es importante, pero la pasión es un jodido motor. Eso sí: sin determinación, no vale para nada.

Aunque no me arrepiento demasiado, de 2011 a 2016 no hice grandes progresos por falta de determinación. Determinación es comprometerte contigo y poner tu tarea por delante de cualquier cosa: pareja, amigos, vacaciones, tiempo libre. Esta es la parte que nadie quiere escuchar. A nadie le gusta el barro. El dolor no existe sólo en el deporte. La insatisfacción, el desánimo, la crítica, la falta de horas de sueño, el exceso de horas frente a la pantalla, la falta de resultados, las ganas de mandarlo todo a la mierda… Eso nadie lo ve.

No hay píldora mágica ni alfombra roja. Primero vas a trabajar para alguien y después trabajas a media jornada para ti en casa (hasta que puedas deshacerte del primer empleo).

Si partes de cero (como yo hice), sin recursos ni dinero, tienes que trabajar para mover el dinero que ahorres de A (trabajo para pagar facturas y gastos) a B (inversión en tu negocio para publicidad, servidor, mantenimiento, diseñadores de portadas, editores, etc…) sabiendo que el retorno puede ser cero. Haz tus números, organízate.

Siempre la cagas, siempre hay una parte donde la cagas. Es inevitable y debes prepararte para ello. Y te irás a dormir con el mal cuerpo de regresar a la casilla de salida, pero con la satisfacción de haber aprendido una nueva lección.

La gran mayoría de personas no está dispuesta a pasar por esta situación, ni tampoco las personas con las que convives. Así que piensa si realmente merece la pena lo que vas a hacer, porque puede arrastrar más de lo que imaginas.

No vas a competir contra nadie, sino contra ti, cada día (si piensas que compites contra otras personas, has perdido). Tal vez te haga más feliz llevar una vida cómoda, encuadrada y con ciertas libertades. Que no sea para mí, no significa que sea malo. En ambos casos, es una cuestión de decisiones.

Conclusión

Pienso que mi ejemplo es equiparable a cualquier otra disciplina o actividad que se salga del patrón empleador — empleado, ya sea en una oficina o en un taller. El árbol tarda en crecer, el plato en prepararse y tu camino no es una excepción. Como dicen, del dicho al hecho, hay un trecho. Estos han sido mis doce últimos meses (después 60 sin determinación) y lo que he aprendido. No hay más, y tampoco significa mucho, pero me da igual. No te ofendas, cuando te dé igual a ti también, entenderás por qué lo digo. Lo que hoy te parece importante, mañana dejará de serlo.