La ligera ventaja

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El tiempo se escapa entre los dedos como aire gélido bajo un sol de invierno. Así es, y sucede mientras introducimos nuestra clave en el teléfono. Desde hace tiempo, me siento rodeado de personas que hacen más que yo: no tienen tiempo, no tienen tiempo, no tienen tiempo… Es esperanzador ver que el sedentarismo ha pasado a un segundo plano. Sin embargo, me pregunto cuánto durará, y si el conjunto de tatuajes, bicicletas, triatletas y festivaleros, terminará desencadenando en un vacío eterno. La disciplina es algo que jamás aprendí y me costó mucho asimilar: tocar en la banda, escribir, correr, estudiar… y un sinfín.
Harto de leer frases de motivación, de escuchar consejos de otros. ¿Cómo cojones quieres ser el mejor si eres incapaz de ser disciplinado? Eso es lo que nos pasa a la mayoría, que nos desinflamos.

Sin embargo, soy de los que piensa que los puntos están conectados.

Hace años, mientras leía el Sun-Tzu -y no me enteraba de nada-, descubrí el término Kaizen (Sun-Tzu es chino, Kaizen es un término japonés). En ese momento me interesaba más el primero que el segundo, así que no le presté atención.
Lejos de llegar a ser la mejor versión de mí mismo, no volví a dar con él hasta que decidí poner punto y coma a mi vida.

Algunos piensan que soy prolífico porque he escrito mucho en poco tiempo. Sinceramente, podría haber escrito más, pero he perdido el tiempo, y mucho, haciendo otras cosas, cosas que no merecían la pena, como hacemos la mayoría de nosotros.
Entonces, un libro llegó a mis manos. No decía nada nuevo -de hecho, pasé la parte de “algunos han dicho…”-, pero resumía -y me recordaba- algunas claves del éxito -o mejor dicho, ser constante y el jodido amo en algo-. El libro se llama “The Slight Edge” (La ligera ventaja) y está escrito por Jeff Olson.

No soy un asiduo a la autoayuda, aunque este libro se merece un vistazo.
Sin conocer al autor, poco a poco te explica su visión de la llamada “ligera ventaja”, que no es más ni menos que hacer un poquito cada día de eso en lo que queremos mejorar para ver su fruto a la larga.
Este concepto me ha ayudado mucho a completar novelas en momentos de horror y falta de tiempo.

La constancia de la progresión constante.

El seguir caminando.

Seguir escribiendo.

Aprender a mandar a la mierda algunas cosas.

También requiere esfuerzo.

Recomiendo darle una leída, incluso si no quieres ser el próximo Jobs.

Recuerda, esta es la parte más difícil.

La maldita constancia.

Redactar este texto era parte de eso.