Lo que aprendí al vivir aislado durante casi un año

Enero, frío, un año que empieza, una novela que termino, el horizonte marcando el camino y muchas cosas que siguen como estaban.

Sin imaginarlo, pronto regresaré a mi ciudad por un mes. Volver a escribir cerca de la costa y oler el salitre de la playa por las mañanas. Algo inesperado pero que servirá para enfrentarme a los demonios del pasado. Poco se habla de los problemas de salud mental que las personas padecen, la mayoría de éstas en silencio o inconscientes de ello.

Mientras que mantenerse en forma está a la orden del día -porque si no, eres un paria-, los trastornos mentales no siempre son visibles, al menos, hasta que flotan en la superficie.

La mayoría de gente no quiere hablar de ello, de sí mismas, de lo que ocurre en ese vórtice oscuro de su día a día, y sin embargo tampoco hacen nada por solucionarlo.

Las personas temen quedarse solas por miedo a encontrarse consigo mismas, pero se sienten desoladas, tristes, en busca de esa mitad que las complemente.

Las encuentro en el transporte, en la mesa de un Starbucks, entre la muchedumbre que cruza la Gran Vía.

Los silencios, el aislamiento, las preguntas dolorosas. Replantearte el statu quo de tu propio entorno, aceptarte y comprender que, quizá, eso que creías que era lo correcto, nunca más lo será. Hace un tiempo, decidí enfrentarme a mis propios monstruos, a ese lado oscuro que todos tememos, en silencio, en soledad y con las agallas suficientes para digerir lo que estaba a punto de encontrarme.

Por supuesto, no era una depresión, ni algo cercano. Creo que esas cosas hay que tomarlas con seriedad. Simplemente cargaba con una mochila que pesaba demasiado (como mucha otra gente con la que hablo), un peso que era más fácil de llevar si lo compartes con otros, pero duro de soportar si la mayoría del tiempo lo pasas escuchando el sonido de un teclado.

Reconozco que llevó tiempo. Busqué respuestas a las preguntas que me hacía.

Recurrí a los libros, a los discos de música del hoy y del ayer.

Intenté sintonizar con lo que cada artista expresó en su momento y busqué respuestas en la propia naturaleza.

“Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro; si no conoces a los demás pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla” — El arte de la guerra, Sun Tzu.

Photo by Alex Iby on Unsplash

Si tienes un trabajo en el que pasas tiempo a solas, más vale que aprendas a vivir en silencio con tu propia conciencia.

Al igual que no es lo mismo visitar una ciudad durante un fin de semana que vivir en ella cinco años, pasar una semana de retiro en el campo no te proporcionará lo mismo que un par de meses en el más profundo silencio.

Así que llegué a la conclusión de varias cosas.

  • Aprende a vivir con tu propio dolor. Acéptate, acéptalo. No dolerá menos, pero te acostumbrarás. Nada es tan importante y todo pasa.
  • Deja de culpar a otros entes de tus miserias. Además de ahuyentar a quien te acompaña, contaminas tu mente. No importa tu situación. Dar pena es lamentable. Ser responsable es admirable.
  • Salud, dinero y amor. Cuida de estas tres cosas.
  • Eres lo que eres y punto. No hay más. Si quieres cambiarlo vas a tener que hacer algo que no has hecho hasta ahora. El secreto está en cambiar un poco cada día.
  • Hay personas en tu entorno que son tóxicas. Pueden ser amigos o familiares. Piensa en ti hoy, en cómo te hacen sentir y no en lo que os unió en el pasado. Tendemos a idealizar por miedo a la pérdida. Si no eres capaz de deshacerte de ellas, aléjate o enfría la relación hasta que lo logres.
  • Haz lo que te dicten las entrañas, no lo que parezca lo correcto. Si das, hazlo porque lo sientes y no esperas nada a cambio. Si no haces algo que esperan de ti pero tu intuición te dicta que no debes hacerlo, confía en tu intuición y pasa del resto. Ellos harían lo mismo en tu lugar. Si no mandas en tu vida, entonces… ¿Quién?
  • El mundo es justo, el sistema no. Otros tienen más dinero, otros viven peor. Siempre habrá alguien por encima. Conténtate y ve tras tus ambiciones, sé feliz en la manera que puedas y da gracias mientras tengas un techo, un plato con comida y un lugar donde dormir. Ordena tu habitación, después el mundo.
  • La mayoría de personas están tan perdidas como tú. Muchas ni siquiera lo saben. No pierdas el tiempo, pregúntale a los libros. No sólo leas novelas, busca alguna figura que te llame la atención e intenta comprender su pensamiento.
  • Pasea a diario, come lo necesario y no bebas alcohol ni en exceso, ni en soledad. Si te excedes, la cabeza te jugará una mala pasada.
  • La mayoría de las opiniones que escuchas o lees no tienen fundamento y son el chascarrillo de lo que ha dicho otra persona. Que te afecte emocionalmente no significa que sea lo correcto. Hay cosas que nos afectan por la relación que tenemos con esa persona, no porque esa persona esté en lo cierto.
  • Lee la prensa una vez por semana, intenta no atender a los mensajes de las redes sociales y, sobre todo, no entres en discusiones que no te van a aportar nada.
  • Nunca des nada por sentado.

Conecta conmigo

Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras. Si te ha gustado este artículo, conectemos: te animo a que te suscribas y descargues gratuitamente una de mis novelas.

Si te interesa la escritura, descubre el curso de escritura que ofrezco para escribir, publicar tu libro en Amazon y lograr tus primeras ventas.

Si te ha gustado, ¿podrías darme unos aplausos para llegar a más gente?

También puedes seguirme en Instagram: @elescritorfantasma

Facebook: /elescritorfant