Minimalismo, labor y escritura

foto de nowahistoria.interia.p
foto de nowahistoria.interia.pl

Escribir una novela en diferentes soportes me ha demostrado, una vez más, la importancia de una actitud minimalista, es decir, de llevar su máxima a todos los aspectos.
Voy a explicar por qué.

En 2010 escribí mi primera historia en MS Word. No fue demasiado duro.
En 2013 escribí mi tercera novela en Scrivener.
En 2015 regresé a LibreOffice y me di por vencido con la sofisticación.

Sé que otras personas usan programas para escribir, tomar notas, hacer fichas…
Cada uno es libre de hacer lo que le resulte más cómodo.
Lo que mejor funciona para mí es la simplicidad: un procesador de palabras, un contador de éstas y agilidad en el formato.
MS Word podría ser una buena opción si no se colgara y si no arrastrar tanta mierda (que no vemos) en su formato.
Pages de Apple es una alternativa de pago.
LibreOffice es una buena opción aunque todavía necesita recorrido.

Como ya he publicado en otras entradas, para escribir uso una tableta Acer con Android, un Macbook (nota: no necesitas un Macbook para escribir) y un cuaderno de notas de papel. Debido a la movilidad, necesito usar un procesador que sea compatible: Google Docs, JotterPad o cualquier aplicación que te permita guardar en texto. ¿Por qué?

Si eres como yo y te gusta tener el control de la edición, al editar la maqueta del libro, todo debe ser convertido a formato de texto plano. Sí. TXT. El de toda la vida.

El texto plano ocupa poco espacio y es fácil de manejar.

Cuando escribo una entrada, abro un documento en el bloc de notas, copio y pego el contenido en la entrada.

Espacio. Claridad. Simplicidad. Cero distracción.

***

Supongo que me convertí minimalista cuando hice mi Erasmus.
Pasé casi un año en Riga, viví en una Kommunalka como muchos otros. Un apartamento soviético, funcionalista, escueto. Aprendí a entender el espacio, reducir mis posesiones y que menos, en muchas ocasiones, era más.

Cuando me mudé a Polonia en 2013, pasé por varios apartamentos minúsculos y aprendí a encontrar espacio en 40 metros cuadrados.

Me costó al principio.

Comencé a deshacerme de cosas que no utilizaba por falta de espacio.

Pronto me adapté.

Quien haya vivido en algún país ex-soviético sabrá de lo que hablo.

Hoy, todos quieren apartamentos más espaciosos -quizá porque los antiguos bloques les recuerden a un pasado trágico, pobre y oscuro-. Entiendo que convivir en familia en un apartamento de 40-50 metros ha de ser duro.

En lo que a mí respecta, me ha cambiado la forma de ver la relación entre felicidad con:

  • El espacio.
  • El dinero.
  • Las necesidades.
  • La idea de éxito.
  • El consumo.
  • Los problemas.
  • La vida diaria.
  • El ser humano.

El minimalismo está lejos de ser una moda.

Vivimos en un momento tecnológico donde aparatos, cada vez más pequeños y baratos, permiten hacer más con menos.
De forma remota.
De forma ilimitada.

Entonces, ¿por qué hay todavía problemas de ansiedad?
Tenemos la tecnología, pero no sabemos cómo usarla -hay cosas que yo tampoco- para sentirnos realizados.
La felicidad no reside en un ‘me gusta’, ni en la validación, ni en los amigos de Facebook.

La realización personal reside en ser de utilidad alguna para otros = labor.
Desear, aspirar, alcanzar.
Y repetir el proceso.
Escribo historias para entretener, despertar a otras personas o incluso llevarlas a otras vidas, lugares, experiencias.

No se trata del dinero. Siempre lo he hecho por placer, buscando la forma de encontrar tiempo y espacio para escribir, para hacer llegar mi mensaje más y más lejos.

No comencé a vender miles de libros hasta 2016.

Para ello tuve que sacrificar muchas cosas. Pero todavía me queda mucho camino por delante.

No digas que no sabes qué hacer con tu vida.

Sí que lo sabes, pero estás pensando en el dinero, en las necesidades, en el éxito, en el consumo, en los problemas, en la vida diaria, en la opinión que los otros tendrán de ti.

Pastilla roja o azul.

Decidir siempre depende de ti, siempre.

No puedes culpar a otros: sólo a ti.