Misterio

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Estuve dando una vuelta por la calle y concluí que nadie se creía lo que otros decían, hacían o publicaban en forma de foto. Anduve por la playa y vi fotos forzadas, poses ensayadas. No tiene nada de malo, por supuesto. A -casi- todos nos gusta posar como famosetes, pero todo pierde su gracia cuando lo sabemos todo de una persona sin conocerla. Nos estamos cargando el medio ambiente y el misterio de cada uno. ¿Quién va a escribir tu biografía si está escrita en un muro de Facebook? Lo más sórdido es, que si sólo publicamos lo mejorcito de cada uno y una de nosotros, mejor no imaginar lo aburrido que debe de ser el resto: fotos quemadas en lugares mundanos y al alcance de todos, platos de comida de aspecto repugnante, bares de copas que están más que vistos…

Y aunque tardé en darme cuenta, supe que el ingrediente de todo este sinsentido se llamaba pasado. El mismo que nos arrastra como una ola del mar y nos fuerza a cambiarnos. Lamentablemente, la mayor parte del tiempo, queramos o no, sólo extendemos una prolongación de lo que somos o, mejor dicho, de lo que nunca quisimos ser.