Tu ola llegará si te preparas

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Alguien me dijo hace unos días que le aparecí en sueños. Subido a una tabla de surf, remaba en un mar infinito y yo le decía: “No te preocupes, sé adonde voy”.
Cuando me lo contó, yo le respondí que era la historia de mi vida, la historia de todos.

El proceso de cada persona es diferente, único. Hace tiempo que dejé de mirarme en el espejo de otros y opté por romper el mío. Vivo en un momento en el que el planeta cambia más rápido que mis pensamientos y adaptarse se convierte en un ejercicio de virtuoso. Sin embargo, no me importa, disfruto con ello.

Con el tiempo he aprendido a caerme de la tabla, a ser arrastrado por la marea y devuelto al mar. Por fortuna, no he tenido ocasión de ahogarme. Y esto es lo que más nos aterra: que no salga como esperamos, que fracasemos, que nos caigamos y seamos incapaces de levantarnos. Pues bien, tarde o temprano, esto pasará y cuanto antes se digiera, mejor que mejor.

Detrás de cada historia bonita, hay una trágica, una que se cuenta poco, por falta de vergüenza, o sólo se cuenta cuando la reflexión de cierre es bonita. Mientras escribo estas líneas hay millones de personas intentando escribir su final.

A diario nos meten con cuchara tristes titulares para que le echemos la culpa a otros, pero no nos equivoquemos: culpa sólo hay una.

La responsabilidad es únicamente tuya. Sea cual sea tu guerra, puedes dejar que la ola te arrastre o intentar subirte a ella de nuevo.

Un famoso músico español decía que la autoestima es lo peor que le ha pasado a esta sociedad. La gente hoy confía demasiado en sí misma, sin haber mirado atrás antes.

Comparto esta idea, pues cuando más he sufrido, más he recurrido a las historias del ayer para comprender que era necesario pasar por ello.

Lo que nos hace diferente no es cómo vivimos el tiempo que estamos aquí, sino cómo aprendemos a vivirlo.

La nostalgia es para quienes temen reconocer que se quedaron atrás. Tu hoy es la lucha constante y el ayer, bonito o no, no volverá a suceder, al menos, no de la misma manera.

Por eso siempre reitero que la atención, la velocidad y el trabajo duro es la fórmula que mueve montañas. Hagas lo que hagas, céntrate en seguir adelante, más rápido, mejor y con más impacto.

Sé paciente y tu ola llegará.

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Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras. Si te ha gustado este artículo, conectemos: te animo a que te suscribas y descargues gratuitamente una de mis novelas.

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