Recta final y algunas reflexiones sobre la autopublicación en 2019

Hace un mes que me vine al interior y es hora de hacer las maletas y regresar a la gran ciudad. Madrid espera, así como una serie de viajes que tengo en el calendario y unos cuantos proyectos que faltan por salir.

De momento, en septiembre llegará la nueva entrega de Dana Laine. Su debut, «Falsa Identidad» fue muy bien durante julio y lo está haciendo fenomenal en agosto.

La verdad es que estoy sorprendido. Así como también lo estoy con «Origen», la novela con la que me presento este año al Premio Literario Amazon. Hace unos días, en el blog literario Cruce de Caminos hicieron una reseña sobre la novela. La podéis leer aquí.

Reconozco que este 2019 está siendo bárbaro. Ya no sólo por todo lo que me ha sucedido, sino por ver cómo el mundo digital gana cada día más fuerza. Toco madera.

Por supuesto, cada vez hay más autores nuevos que entran en este círculo de la autopublicación, pero sigo pensando que hay pastel para todos.

Para quienes llegan aquí buscando la alquimia de la escritura, las reglas son simples, las he repetido cientos de veces: escribe, publica, crea una audiencia con la que puedas estar en contacto y sé profesional. Quizá esto último sea lo que más cuesta porque requiere trabajo, inversión y riesgo.

Por otra parte, debo decir que el esfuerzo se recompensa, no sólo económicamente, sino con experiencia (que, a mi parecer, vale mucho más). Lo aprendido en esta década, me está permitiendo unir las piezas que necesitaba para completar el rompecabezas e ir a por el siguiente.

Resultado de imagen de tony soprano i know what i bring to the table

Sobre lo económico, nunca publico nada, porque sé que por este blog merodean pájaros de altos vuelos, e internet no perdona ni olvida, pero sólo diré que, gracias a los lectores (que son quienes importan, al fin y al cabo) y a un equipo pequeño de personas (indispensables), con dedicación y sabiendo lo que se hace, se gana, en un mes (o semanas), más de lo que conocidas editoriales ofrecen de adelanto por un libro.

Lo sé porque conozco sus cifras, lo que dan y lo que yo traigo a la mesa desde hace unos años. Y no sólo yo. También lo que muchos compañeros generan. Por eso, como diría Tony Soprano, no tengo miedo a comer solo. Lo llevo haciendo ya bastante tiempo.

Con esto, sólo quiero aclarar que la publicación tradicional es importante y muy necesaria (abre puertas que, por nuestra cuenta, serían más complicadas de derribar) pero, seamos sinceros: no es indispensable para que vivas de lo que escribes. Hay que romper ese estigma.

Hace veinte años era más complicado. Internet y la tecnología lo han hecho posible.

La gente compra a autores autopublicados, pero no es imbécil. Si tu libro tiene una edición de aficionado, no lo van a comprar. No seas cutre. Tienes que competir contra Goliat.

De hecho, en los tiempos que corren, si lo que quieres es publicar de forma tradicional, mi consejo es que te autopubliques, que construyas una audiencia fuerte y demuestres que hay potencial en ti y en tu obra. Olvídate de algoritmos, trucos e hipótesis de cómo funciona el sistema.

La estrategia ha de ser ofensiva. Golpea con el martillo hasta que sea imposible ignorarte.

Tarde o temprano, las compañías vendrán a ti y tendrás más oportunidad de negociar.

De lo contrario, o lo tomas o lo dejas. En esta vida hay que saber cuándo levantarse y abandonar la conversación.

El próximo año, tengo la impresión de que será más agitado que este 2019, en muchos aspectos pero, sobre todo, en la publicación.

Ha llegado el momento de sacar la artillería pesada.

Let’s rock it.