Simplifica

Desde hace tiempo, me he dado cuenta de que la vida tiende a complicarse más y más: internet, televisión, consumir, trabajo, familia, poseer cosas, compromisos, comer bien… La lista no tiene fin. Vivimos en busca de una vida fácil, sin complicaciones, aunque no evitamos hacerla más tediosa.

Sobre algunas cosas, no podemos hacer demasiado. Necesitamos un teléfono móvil para trabajar, estar pendiente de cuenta de correo. Hemos creado dependencias, necesidades absurdas. No obstante, podemos aprender a simplificar, a quitarle importancia, a reducir el estrés. Suena sencillo, bien, pero no lo es. La única forma de simplificar es reduciendo algo a su esencia o hacerlo desaparecer.

Vivir en Varsovia no es fácil si te dejas llevar por el ritmo de una ciudad grande. Frente a eso, tengo algunas sugerencias que funcionan en esta vida 2.0:

Desconecta internet: así de fácil. Internet es algo maravilloso, pero estando siempre conectados nos mantiene distraídos. Si tienes que trabajar en el ordenador, trabaja, pero apaga el router o tu tarjeta Wifi. Ponte un espacio de tiempo diario en el que vivas desconectado y cíñete a él. Date cuenta de que no es necesario.

Elimina obligaciones y compromisos: haz una lista de cosas que tienes que hacer, de citas a las que ir o llamadas a las que atender y di no a una. Así de fácil. Di que no puedes, que no estás disponible. Aprende a quitarte obligaciones. Cada semana, elimina una.

Lee un libro: lee un capítulo diario fuera de tu pantalla. Papel o lector digital. Regálatelo, toma notas, piensa en soledad.

No veas la tele: deshazte de ella.

Deshazte de algunas pertenencias: somos lo que poseemos. Si no, prueba a deshacerte de algo, una vez por semana. No es tan sencillo, ¿verdad? Tu mente busca siempre una excusa, un uso nuevo. Tíralo o regálalo, no lo necesitas. Vas a darte cuenta de cómo te posee.

Pasea 15 minutos: he escuchado a gente que dice que pasear es una pérdida de tiempo. No seas una de esas personas. Sal a la calle, toma aire, respira, que para eso vives. Deja tu música en casa, deja de ser autista y diferente y da un paseo por el parque. Mueve las piernas, oxigena tu cuerpo, aprecia la arquitectura y vive un poco. Nadie te echará en falta y te lo agradecerás después de hacerlo.

Toma té verde: activa tu creatividad una vez al día, hazlo en silencio y disfruta del momento. No pienses en nada, observa, desconecta. He reducido mi dosis de café desde que bebo té verde, así como algunos problemas de estómago y estrés.

Cambia de móvil: si eres radical como yo, usa un teléfono sin internet durante la semana. Verás lo poco que necesitabas usar WhatsApp en tu vida.