Subir

Hace frío y tengo los dedos encarnados por la mala circulación. Ya no piso hojas secas pero, al menos, veo el mar y el sol más a menudo.

Decir que todo va bien es una forma de terminar una conversación indeseada, o de empezarla, según se mire.

Las cosas van bien o mal respecto a cómo queremos que vaya.

Hay café, salud, sol, pan, carnes y verduras, discos de jazz y una botella de vino sin abrir.

Tecleo como responsabilidad del hoy porque, mañana, ya se verá.

Como el estado de ánimo, el índice bursátil, la marea del mar y el precio del pescado, la vida sube y baja y más vale hacer lo posible, cada día, para que siga subiendo, con mesura, sin prisa, a sabiendas de que, en algún momento, bajará y nos arrastrará con ella pero, para entonces, estaremos preparados.

Y, para que suba, haz lo que tengas que hacer cada día: juntar unas palabras, moverte unos minutos, leer unas páginas que te llenen, escuchar ese álbum completo que tanto te gustaba, hablar con quien te abrace y, sobre todo, dar las gracias más a menudo, que no cuesta nada y despierta sonrisas.