Bisiesto

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Primero de mes, de facturas y de poner el contador a cero. Este año, febrero tiene un día más y no sé si cambiará algo respecto al anterior. Lo que sí sé es que tengo mucho por hacer, a pesar de que todo haya mejorado.
Guardo ideas en un cuaderno, personajes a los que dar vida e historias que algún día escribiré. Estas semanas he dedicado tiempo a lo que más me gusta: leer, escribir y pasar tiempo en la calle. Estoy feliz. El lanzamiento fue tal y como lo había esperado. Cada vez me gusta más el silencio, la ausencia de ruido. Cuando alguien sabe lo que quiere, prefiere que vayas sin rodeos. Trata como te gustaría ser tratado. Siento que, después del experimento de diciembre, algo se desconectó en mí. He perdido el interés en las redes y me abruma el exceso de información. Así que el espacio se lo dedico a los lectores, que son la base y la razón de todo.
Que este mes comience con un sábado, es una buena señal y otro motivo (de muchos) para brindar.
Bordeo la Estación del Norte en busca de cobijo y un poco de humanidad. Escucho las conversaciones en las cafeterías. Los propósitos de nuevo año ya no son el tema central, las librerías han cambiado las novedades del mes pasado y en la puerta del cine ya no hablan de Star Wars. Aún es pronto para darse por vencido acerca de algunos temas, todavía se pueden hacer cambios de perspectiva, pero mejor no descuidarse. El tiempo pasa cada vez más rápido.