Celebrar

Cuando termino de leer un libro que me gusta, siento un ligero vacío de despedida en mi interior, como si dijera adiós a una historia que me ha acompañado durante días, semanas o meses, dependiendo de diversos factores.

Cuando termino de escribir una novela, la sensación es similar, aunque no sólo ahonda el vacío del adiós, sino también el de las palabras que han salido de mis manos. Pongo el punto y final y un halo de satisfacción recorre mi cuerpo, a sabiendas de que todavía queda mucho trabajo de corrección por delante.

La gente me suele preguntar si voy a celebrarlo, no sé si por curiosidad o porque también tienen ganas de unirse a la fiesta. Guardo silencio y sonrío porque, en mi interior, sé que no lo haré como ellos esperan.

Recuerdo que en Californication, el escritor ficticio Hank Moody tenía un pequeño ritual al terminar su libro: whisky, un porro de marihuana y Warren Zevon.

Hank Moody en Californication. Imagen tomada de https://www.eventbrite.com/rally/los-angeles/los-angeles-inspired-halloween-costumes/

 

Aunque suene divertido sobre la pantalla, mi caso es algo diferente, aunque parecido. Desde hace años, normalmente suelo dar un paseo -ahora con mi perro-, tomarme una cerveza o un vino en casa o en algún bar y darle las gracias a Coltrane por haberme acompañado.

Tal vez sea mi visión estoica de la vida, una óptica empírica de vivencias y reforzada por el pensamiento.

Tal vez sea que no necesito razones para celebrar el hecho de que seguimos aquí, cada mañana, despertando una vez más con una taza de café en la mano y un teclado.

Y no es que rehúse de las celebraciones, al contrario, pero siento que nos hemos acostumbrado a buscar razones en lugar de tomarlo como una actitud.

Esperar a equis fecha, llevar nuestros pensamientos a otro lugar mientras nos olvidamos de la persona que tenemos delante.

Idealizar momentos, fotografías o encuentros de ensueño para después decepcionarnos por no ser tal y como lo habíamos trazado en la mente.

No puedes celebrar nada mientras esperas que todo sea tan perfecto como una foto de Instagram.

Cuando tu tarjeta de débito es un mero trozo de plástico, en el bolsillo sólo te quedan unas monedas y aún tienes ganas de reír, celebrar cobra otro significado.

Sin ego, sin pretensiones y sin nada más que una sonrisa para dar.

Lo sé porque he estado ahí, años atrás, en algún que otro momento, pero todavía presente en la memoria.

Amo escribir, compartir mis historias y ver cómo otras personas las disfrutan.

Adoro el proceso de empezar y terminar algo, ya sea una historia, un postre o una relación sentimental.

Me encanta la vida que me ha tocado vivir porque, me guste o no, no me queda otra que aceptarla tal y como ha venido.

Quizá por eso no haya nada que celebrar.

Quizá por eso todo sea una celebración que no termina.

Conecta conmigo

Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras. Si te ha gustado este artículo, conectemos: te animo a que te suscribas y descargues gratuitamente una de mis novelas.

Si te interesa la escritura, descubre el curso de escritura que ofrezco para escribir, publicar tu libro en Amazon y lograr tus primeras ventas.

Si te ha gustado, ¿podrías darme un aplauso (o dos) para llegar a más gente?

También puedes seguirme en Instagram: @elescritorfantasma

Facebook: /elescritorfant