Disfruta del almuerzo

brown bread on white ceramic plate beside white ceramic mug on brown wooden table

En unas horas estaré metido en un largo viaje de carretera. Llevo algunos discos de rock en la guantera. Reconozco que echaba de menos el volante, las estaciones de servicio, las ventas de carretera y las paradas en la desértica estepa manchega. La ciudad queda atrás, así como todos los momentos acumulados a lo largo del año. Me cuesta alejarme de ella, pero sé que ambos lo necesitamos. Corto la última viñeta del negativo de una película demasiado larga. Me pregunto qué habrá al otro lado de la frontera, después de tanto tiempo sin pisarla. Han pasado unos años desde entonces. Ya no soy el mismo. Mi peinado ha cambiado ligeramente y también mis creencias. Me siento como Buch, el perro de La llamada de lo salvaje de Jack London, volviendo a casa transformado en lo que debía ser y no en lo que querían para él.
Hace tiempo leí una frase que decía: “si no importará en los próximos cinco años, no le dediques más de cinco minutos de tu vida”. La dichosa cita se convirtió en una premisa a la que me aferré durante estos últimos años convulsos. La apliqué a todo: opiniones, noticias, críticas, relaciones, proyectos… Después vino el cambio. El desapego -o la indiferencia- me ayudó a batallar el ruido y a concentrarme en lo que realmente me importa. Hoy, poco a poco, noto que mi conversación ya no interesa, porque no hay queja, porque no tengo nada que decir acerca de lo que ocurre a mi alrededor, porque lo único que me preocupa es hacer camino.

Tengo la impresión de que estamos ante un periodo de desgaste, de cambios y de nuevos paradigmas. La inestabilidad siempre provoca crisis y las crisis generan ansiedad. Es importante tomar distancia del exterior y forjar un feudo inquebrantable. Nos guste o no, los medios nos seguirán perturbando con sus historias para que, al fin del día, cuando abracemos la almohada, nos olvidemos de seguir soñando.

Hoy se habla mucho de salud mental, pero poco del control mental que cualquiera pretende ejercer sobre el otro. El mundo ya es demasiado hostil como para habitarlo en un plano intangible. Ignora, bloquea, levántate de la mesa y desaparece. Cuando aplicas tus principios, los días pasan, duermes mejor y notas que te alejas del mundanal bullicio virtual. Sabes que la vida es corta, puede que demasiado, aunque no pienses a menudo en ello. Entonces, ¿por qué no hacer lo que realmente te da la gana? Olvida lo que piense una voz desconocida y convence a la que hay en tu cabeza de que no existe otra salida. No, no es fácil, pero vivir ahogado tampoco lo es. Nada es sencillo hasta que lo repites muchas veces. Si intentan ponerte la zancadilla, no digas nada. Si te copian, no digas nada. Si hablan mal de ti, no digas nada. Tu entorno espera una reacción de ti. No digas nada. Pero si crees que es la ocasión de atacar, sé el primero y asegúrate de retirar a tu contrincante. Lo sé por experiencia. Entrena tu mente y tu cuerpo. Prepárate para tu momento. Sé la persona que disfruta impasible de su almuerzo, sin que nadie perturbe su paz.