Fronteras

Hay cosas simples que deben permanecer como tal: el pan y el embutido, la forma de la botella de vino, el saludo, las miradas, los puntos donde rociar la fragancia.

Hace tiempo que emprendí un camino único, nuevo y lleno de incertidumbre. No me refiero al de la escritura, que también, sino al de encontrar mi identidad.

Simplificar mi vida de posesiones, pensamientos, decisiones y sentimientos, ha sido un largo proceso, una transformación que continúa y cambia constantemente.

Darte cuenta de que el frío que sientes en las manos no es bueno ni malo, tan sólo una sensación sin juicio alguno en ella.

La obsesión por estar presente en cada momento, sentirme parte del entorno y no dentro de un microondas que gira y gira calentándose hasta explotar.

Mentiría si dijera que ha sido fácil. También lo haría si dijera que no merece la pena.

La vida pasa y los años con ella. Nos convertimos en auténticos virtuosos que luchan contra la distorsión del entorno, la lucha de cambios y las decisiones mal tomadas en el pasado. Guerreros en busca de una felicidad futura o ya atrás en el tiempo, viendo en otros las virtudes y en nosotros los defectos.

Pero, entonces, llega un momento en el que el suelo se abre y caemos en un pozo de oscuridad y miedos, que no son más que respuestas a todas a esas preguntas que tanto nos aterraba hacer.

La soledad, la compañía, la manera de pensar que desarrollamos a través de la experiencia, de las lecturas, de la educación. Piezas de un puzle que forman la imagen de quienes somos pero que normalmente se ocultan bocaabajo.

Si tienes miedo a estar en soledad, vete a vivir lejos de la ciudad, busca tiempo para encontrarte contigo.

Si padeces fobia social, sal y relaciónate con desconocidos, sonríe y ayuda a alguien.

Si sientes que tu vida es más virtual que real, desconecta un día de todo.

Si crees que no puedes hacer algo, hazlo, aunque te duela.

No hay más. Ni atajos, ni fórmulas mágicas.

Haz eso que tanto te aleje de descubrir quién eres.

Simplifica, muévete y no lo pienses demasiado.