Imperfeccciones

A menudo, pienso en lo imperfecto que soy y lo aburrido que sería ser de otro modo. Todo habría terminado, no tendría nada que aprender, nada por lo que luchar para mejorar. Sin embargo, nadamos entre nubes buscando la perfección ajena, a la amistad, pareja, familia perfecta. Craso error.

A menudo, puedo ver que soy como uno de esos dibujos que hacen los niños, lleno de trazos torcidos, rayas que salen del contorno y colores mal combinados. Esto no significa que no tenga amor propio, creo que es algo importante en la vida, amarse a uno mismo para poder amar a otros, pero esto no dista de que alcancemos la perfección.

Por eso, cuando la nostalgia te ataque -que lo hace a menudo-, con momentos pasados en los que creías que todo era mejor, dale una buena patada en el trasero hasta que desaparezca. Nunca fuiste una persona perfecta, ni tú, ni nadie, y tampoco existía esa persona perfecta para ti si hoy no sigue a tu lado, ni ese trabajo al que ya no vas, ni ese grupo de amigos que ya no te llaman. Eres lo que eres, hoy. Y si no te satisface lo que ves, ponte en marcha para cambiarlo.

No hay más. Si has llegado hasta aquí es porque en algún momento tomaste una decisión, y si no fuiste tú quien lo hizo, aprende de tus errores para que no vuelva a suceder.

No te molestes en montar castillos de arena porque sólo te harán sentir peor.

Algunas mañanas, miro atrás con recelo, en ocasiones traicionado por mis pensamientos y otras por puro regocijo. Todavía tengo mucho que aprender, pero también he de subrayar que he aprendido mucho en todos estos años. Soy una persona abierta y social aunque complicada para muchos, con mis fallas y temores absurdos, con fortalezas en las que trabajo y aptitudes que aún desconozco. Una persona con la que es tan fácil como difícil convivir, una persona con mucha paciencia para algunas cosas y muy poca para otras; alguien muy práctico y nada democrático con las decisiones de mi vida personal. Lo soy, lo reconozco y trabajo en ello.

Si algo he aprendido en este tiempo es que, para llegar a este punto han hecho falta tres cosas:

  1. Que te importe un carajo lo que piense tu alrededor de ti y de tus ambiciones. Si quieres hacer algo sustancial, vas a tener que lidiar con esto, con tus amigos, con tu trabajo, con tu familia, con todos. Tan rápido como empiece darte igual la opinión de otros, comenzará tu cambio. No es fácil, hay muchas personas que nunca lo logran. Reconozco que me llevó bastante tiempo para que la opinión ajena (carcomida por temores, prejuicios y qué demonios, ignorancia) me resbalara por completo, siempre y cuando tuviera la conciencia tranquila.
  2. Que nadie te haga perder el tiempo. Tu tiempo tiene un valor incalculable y es sólo tuyo, si lo pierdes, nadie te lo va a devolver. Así que no te sumes en conversaciones que no llegan a nada, en reuniones a las que vas para complacer a otros. Que les den, así de claro. NADIE va a complacerte por estar ahí. Demasiadas horas de tu vida has perdido ya para seguir haciéndolo. Mira atrás y analiza. Empieza a pasarlas con quien realmente quieres y se lo merece, con lo que te llena y como tú únicamente desees.
  3. Deja de compararte en el ejemplo de otros. Ver cómo lo han hecho otras personas está bien, pero compararte con lo que tiene, hace o dice el vecino es un error constante en nuestra sociedad. Por mucho que te rebanes los sesos envidiando o comparándote con alguien en una situación mejor/peor que la tuya, lo que está claro es que sigues como estabas. Deja ya de teorizar sobre cómo será o sería y métete en el barro. Hazte un favor y no vuelvas a hablar de lo que tienen otros, de sus estilos de vida y de lo bien que les va. Evita estos temas y céntrate en lo que a ti te concierne.

Ser imperfectos es una virtud para levantarte cada día con ganas de cambiar algo, de mejorarlo, de acercarlo a la perfección. De ser más amables, de dar más, de escribir una novela mejor o de apreciar más las cosas. Tú sabes lo que necesitas, empieza el día con honestidad. Tan pronto como aceptes al resto del mundo como es sin tratar de cambiarlo y dejes tus juicios a un lado, tan pronto como aceptes que jamás podrás alcanzar esa vida ideal que sólo existe en tus pensamientos, empezarás a estar más cerca de la perfección.