Imposibles: algunas reglas para mi yo del pasado

 

En 2012 me dijeron que estaba cometiendo un error dejando el trabajo para vivir lo que yo sentía en ese momento, que la crisis me iba a golpear bien fuerte y que me arrepentiría de ello.

En 2016 me dijeron que estaba siendo un insensato, que vivir de la escritura era una utopía y que dejar una vida estable sería una metedura de pata. Ambos momentos son historia. En ambos casos estaban equivocados, pero eso lo sabemos ahora.

En 2020 voy a ir un paso más allá, sólo que esta vez llevo la lección aprendida.

Si pudiera destacar algo de los últimos años y contárselo al joven veinteañero de 2012, quizá sería lo siguiente:

Termina lo que escribas y vuelve a empezar.

No recuerdo la de historias que dejé a medias. Si hubiese sido consistente desde un primer momento, habría mejorado exponencialmente. Escribir cobró sentido en el momento en el que se convirtió en una disciplina diaria.

No te molestes en impresionar a otras personas.

Durante mucho tiempo sentí que merecía un reconocimiento por algo. El ego es vanidoso y yo lo era. Por suerte, no es necesario impresionar a nadie para ser feliz. En el momento que empecé a hacer lo que me llenaba, sin esperar nada a cambio, sin escuchar a mi entorno, comencé a ser feliz. Si quieres demostrar algo, demuéstraselo a quien te presta atención. El resto va a lo suyo.

No necesitas aprobación para llevar un proyecto a cabo.

Que no te tomen el pelo. Publícalo y aprende de los errores (que no lograbas ver).

Tu opinión común no le interesa a nadie.

Por eso ya no opino, ni en redes, ni en círculos cerrados. La gente se indigna en las redes, como si tuviera un altavoz desde el sofá. ¿Qué mérito es ese? A no ser que tenga algo que aportar, prefiero callarme. Al mismo tiempo, he dejado de escuchar opiniones gratuitas y de perder el tiempo con ellas. Escucha a quien te interese y si no dice nada, cambia de canal. Las opiniones no valen nada.

Si tienes un problema, lidia con él.

Quejarse no sirve de mucho, por no decir de nada. Si lo haces, mejor en silencio. Tienes un problema, busca una solución. No vendes libros, aprende a hacerlo y no le eches la culpa a otros factores. No tienes trabajo, destaca, toma riesgos. Nadie nace enseñado. Yo también comencé con cero seguidores, sin lectores y creyendo que no iba a ninguna parte. Usa el coco, edúcate y ponte a prueba. Las personas que se quejan no hacen nada por cambiar su situación. En muchas ocasiones, no quieren escuchar.

Nadie te debe nada.

Tú tampoco debes nada a nadie en principio.

Marca tus líneas.

Deshazte de las personas tóxicas.

Te quitan tiempo, energía y se nutren de ti. Al carajo.

No prestes demasiada atención a las críticas.

Toma las constructivas, entiende la visión general, qué es lo que falla, pero no permitas que te ofendan.

No entres al trapo en las opiniones subjetivas.

Sólo traen problemas.

La mayoría de la gente no sabe bien de lo que habla.

Busca informes, datos exactos sobre tu tema de interés. Infórmate para ti, para tu propio beneficio y no para llevar la razón. Pregunta a quien lo está haciendo bien y no te dejes llevar por las suposiciones.

Quien desprecia tu idea, merece quedarse fuera del plan hasta que cambie de opinión.

No vas a convencer a quien ya tiene una idea preconcebida sobre algo. Tú a lo tuyo y olvídate de esa persona.

No comentes tus planes.

Te ahorrarás discusiones.

Invierte en ti.

En cuanto puedas, pon dinero en tu marca, experimenta, gana exposición. Si no sabes, aprende con algún libro. Me di cuenta de que gastaba más en un fin de semana de copas que en un mes de publicidad.

Exprime la vida.

Mis mejores aventuras están en la calle, en los viajes, en las noches interminables. Las mejores experiencias me las han dado otras personas. Leer, escribir pero también vivir todo lo que puedas al límite. No seas un pollo de corral.

No tengas miedo.

A nada ni a nadie. Es importante no tener miedo al principio aunque, en ocasiones, es inevitable. Con el tiempo se te pasa, te vuelves ácrata y acabas desmontando el castillo de naipes que te parecía algo grandioso y respetable.

No te tomes muy en serio.

Es algo que me diría a mi yo de hoy en día, también. Pero hay que aprender que esto es una partida. No vale rendirse, pero tampoco fustigarse.

No pierdas el tiempo en reuniones innecesarias.

Mejor ni pensar la de visitas y encuentros que no me han llevado a nada y que podrían haberse solucionado en cuestión de minutos. Por algún motivo, existe gente a la que le gusta perder el tiempo para concretar algo. Sinceramente, prefiero pasarlo con mi perro.

Tus expectativas son tuyas.

Fíjate en los otros para saber que puedes llegar, pero tu camino es personal. Cada persona viene de un lugar y un contexto diferentes. Las comparaciones son odiosas. Hoy sé que son absurdas, pero no siempre fue así. Intenta mejorar por ti. Asume que siempre habrá alguien en una posición mejor. SIEMPRE.

Escucha a la gente y habla menos de ti.

Es normal estar ilusionado con lo que se hace, pero es fácil caer en el monólogo y creerse el centro del universo. Respeta, pon atención, sé una persona humana y disfruta de ello. Deja la pasión en casa por unas horas.

Juega para ganar.

En todo lo que hagas, si no, ni lo intentes. Eso no significa que no puedas perder ni que lo hagas con deportividad. Las derrotas ayudan a mejorar. Suena a autoayuda barata pero cuando eres el número dos en algo tienes que seguir adelante, si no quieres que te coman los celos.

Sé paciente.

Sobre todo cuando no veas resultados. La curva de crecimiento fue lenta hasta que estalló. Sigue remando.

Mantente en la ola.

Una vez llegas, es fácil caerte. Lo complicado es permanecer en el tiempo. La gente tiende a olvidarte rápido, así que mueve el culo a diario y actualízate.

Trabaja cuando nadie te vea, pero nunca hables de lo mucho que te esfuerzas.

Todas las personas se esfuerzan en sus tareas. Tú no eres más que ellas.

Celebra las pequeñas victorias.

Para no quemarte, date un homenaje cuando alcances un pequeño objetivo que te haga feliz. Sal, bebe, folla, pero no pierdas el norte (ni la salud) que luego cuesta mucho volver al ruedo. En el equilibrio está el secreto.

Diviértete.

En todo lo que hagas y con quien lo hagas. Un día te vas a morir y ya no podrás hacerlo. Deja los dramas para las películas del domingo por la tarde.

Haz lo que debas y deja de hacerlo cuando te canses.

Nadie está predestinado a ser nada en esta vida.