Intenciones

two wine glasses filled with substance on table

Hace no mucho, un amigo me preguntaba sobre mis rituales al terminar un libro. Desde siempre, me he decantado por los pequeños placeres, por encontrar el disfrute en las cosas simples. La vida me ha cambiado en estos últimos años, pero la mentalidad sigue siendo la misma. No necesito mucho: una copa de vino, un aperitivo simple en alguna terraza, un paseo con mi perro, un disco de jazz, una buena compañía o un buen libro. A lo largo de estos años, he vivido en diferentes ciudades, en distintos países, en la costa, en el interior y en grandes capitales, pero mi estilo de vida no ha cambiado demasiado. Muchas veces, nos obsesionamos con esa visión de futuro, con esas cimas a las que aún no hemos llegado, y nos olvidamos del lugar en el que nos encontramos, del momento en el que vivimos y de la suerte que tenemos por estar aquí. Más que la opinión que los demás tengan de lo que hacemos o sobre quiénes somos, es crucial observar lo que nos decimos frente al espejo cuando estamos a solas. Picasso comentaba que el artista es un emprendedor, un concepto del que poco se habla por miedo a las críticas y a las envidias, pero una idea, al fin y al cabo, que absorbí desde bien pronto. Por la parte que me ha tocado, detrás de una historia, hay muchas horas de trabajo y terminar el manuscrito sólo es una pequeña fracción de éstas. Asumo mi responsabilidad, sin darle más rodeos, y me vuelco como si mi vida dependiera de ello, por mí y por quien va invertir su tiempo en disfrutar con mi trabajo.
Los días como hoy suelo despegarme de la pantalla, pongo el teléfono en modo avión por unas horas y respiro la brisa fresca del amanecer, antes de que la calle vuelva a su actividad diaria. Este ejercicio me ayuda a tomar distancia, a regresar a esos días cuando todo estaba por hacer y no importaba fracasar de nuevo. Porque, en realidad, no importa. Es determinante celebrar las pequeñas victorias, sean cuales sean. Hacerlo por nosotros, porque aquello que nos parece vital, puede que no lo sea para quien tenemos al lado, y no pasa nada. Aprender a disfrutar de esta intimidad con nosotros mismos, es el primer paso para dormir bien por las noches.
Hoy sale una nueva novela, otra historia de mí, dedicada a quien más me importa: las personas que me leen. Y no hay nada más hermoso que haber puesto las mejores intenciones en cada esfuerzo porque siempre merece la pena.