Lavarte las manos

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Llevo cinco años escribiendo en esta bitácora con moderada frecuencia. Esta mañana estaba echando un vistazo a lo que escribía cuando empecé. Cinco años en la web, siete contando historias de forma seria. Recuerdo el último día de 2019, en Valencia, haciendo un pacto conmigo mismo, diciéndome que este iba a ser el año. Y qué cosas. Lo último que esperábamos es que sucediera algo como lo de estos días.
Confinarme en casa no es un problema, ya que es donde trabajo cada día. En ocasiones, cuando estoy a medias con una historia, apenas salgo. Si no fuera por el can, ni lo haría, pero reconozco que echo de menos el ambiente de los bares, las cafeterías, los largos paseos y las luces de la ciudad. Como todos, supongo. Tengo a mi perro, una larga lista de lecturas, un puñado de discos, destilados varios, una suscripción a Amazon Prime y un montón de cosas por hacer.

Vamos, lo de siempre, pero aquí me voy a dormir antes de medianoche.

Quizá este momento sirva de punto de inflexión para mucha gente. Una pausa para replantearse si la vida que tiene le hace feliz. Se avecinan tiempos duros y, si todo va a cambiar, también lo podemos hacer nosotros. Si en 2008 aprendimos que nada era seguro, en 2020 es evidente que en cualquier esquina nos pueden dar la sacudida. No quiero ponerme nihilista, aunque tal vez sea el momento para darnos cuenta de lo que realmente prima en nuestros días, dejando a un lado la cantidad de mierda que arrastramos en la cabeza, la aprobación de quienes no conocemos para sentirnos mejor, las aspiraciones para justificar algo que no existe y esa necesidad de crear una vida acorde con los espejos de Instagram y sucedáneos.
Que hoy, lavarte las manos con cuidado, entre paredes, sin saber muy bien lo que estás haciendo, importa más que la opinión que podamos dejar en Twitter.

Por último, aprovecho para decir que hace unos días salió Desaparecido, mi última novela, y que me he tomado un tiempo con los perfiles sociales (siguen activos, pero no los veo), hasta que pase el huracán. Para lo demás, mi correo electrónico.