Legado

Mi vida no estaría completa sin el rock’n’roll. Nací rodeado de cintas de Ramones, The Beatles y Guns & Roses. Elvis cantaba ‘Blue Suede Shoes’ y mi hermano me animaba para que cantara ‘Twist and shout’ mientras el tocaba una Les Paul negra que más tarde heredaría. Mi película favorita siempre fue ‘Regreso al futuro’ e imitaba a Marty Mcfly tocando ‘Johnny be good’. Me pasé la infancia jugando a Monkey Island con el ‘Unplugged’ de Nirvana en el radiocasete. En un entorno así, era imposible rebelarse contra eso. Y me alegro de no haberlo hecho.

Para mí, el rock siempre ha significado rebeldía y legado. No es una casualidad que sigamos escuchando lo que se hacía cuarenta años atrás.

Cuando escribo un libro trato de transmitir ese halo de oposición a lo establecido, de que las cosas cambian cuando nosotros hacemos que cambien, de que ir de frente es lo correcto y los complejos son una pérdida de tiempo. Ser rebelde no es quemar un contenedor. Ser rebelde es levantarte de la mesa cuando lo crees oportuno y nadie espera que lo hagas. No sé dónde me encontraré en cuarenta años, pero espero que mis historias sigan calando. Una frase, un párrafo. Cada persona es diferente y las historias no siempre llegan de la misma manera. Como en un jardín botánico, es la persona que lee la que se encuentra con su rosa preciosa. Y ahí comienza la magia.

No me interesa hablar de números sino de emociones. Al igual que las canciones de The Clash, en cada novela busco ser el ‘Should I stay or should I go’ de quien me lee. La canción final del disco que se pega como goma de mascar. Ése es mi legado, que alguien visite Alicante y diga que era la ciudad de Caballero, que alguien piense en León cuando alguien mencione Varsovia.

Hagamos lo que hagamos, ya sea escribir libros, trabajar de cara al público o vender en una tienda de comestibles, pienso que es importante ser conscientes de nuestros defectos y poner el doble de énfasis en nuestras fortalezas. Por muy moderno que sea nuestro entorno, no dejamos de ser personas humanas que conectan entre sí. Haz un impacto en ellas. Es tan sencillo cómo ser auténtico/a y aceptar que no puedes gustar a todos. Somos seres únicos, con defectos y eso nos hace perfectos, ser quienes somos, marcar la diferencia.