Acaba el año y es el momento de recapitular, si uno no lo ha hecho antes. Uno se plantea nuevos retos para los próximos doce meses, intenta aprender sobre todo lo nuevo que aparece en la industria y, a medida que va pasando el año, falla algunos días, otros vence. Luego vienen momentos de alegría, aunque también cuestas difíciles de subir. En fin, nada nuevo en estos lares. Por suerte, termino el año en el mismo lugar que lo empecé, a diferencia de que seguiré aquí. Regresar a la costa ha sido un acierto. La carga de estrés se ha reducido, aunque es cierto eso de que al cerrar una puerta, se abre otra. De entrada, el primer desafío de 2025 será publicar los tres primeros tomos de “Bajo Sospecha”. El primero ya está listo y se puede reservar aquí. Tal vez, la serie más ambiciosa que he escrito hasta la fecha.
Además de eso, publicaré “Al Rojo Vivo” y tengo un par de títulos en la recámara. Mi plan para 2025 es centrarme en las letras -en todos los aspectos- y en mí, personalmente, algo que no he logrado hacer este año debido a diferentes razones. Así y todo, estoy satisfecho con el resultado (seis títulos, autor 2024 en Amazon España y un aumento en ventas respecto a 2023). Esto supondrá renunciar un poco a las actividades presenciales y a la actividad en redes que suelo tener. Pero, que no entre el pánico. Mi lista de correo seguirá activa y enviaré un correo semanal, como vengo haciendo desde hace ya tiempo.
Hace unos días, pusimos el cierre al pódcast “La Cosa Mediterránea”, con mi amigo Riccardo Braccaioli.
A estas alturas, siento que ya he dicho todo lo que tenía que contar sobre escritura, autopublicación y formas de ganarse la vida en este mundo digital de letras. Todo lo que pensé, en algún momento, lo escribí en este blog (que cumplirá una década en 2025). Y, lo demás, ya lo conté en el directo que hice con J.J. Fernández en su canal de Facebook.
Por un año lleno de historias. Gracias por seguir leyéndome.