Recuperando el ritmo

grayscale photo of people walking on pedestrian lane

Junio está a la vuelta de la esquina. La primavera ha llegado sin que nos diéramos cuenta y se marchará del mismo modo. Las temperaturas son altas, el calor atiza y los parques vuelven a llenarse de perros y vida. He trazado un nuevo recorrido, para recuperar los pasos que no he dado durante los últimos dos meses. Caminar me hace bien, me ayuda a pensar, pero también a acallar la mente y a avivar la creatividad. Últimamente pienso que quizá haya llegado el momento de reinventarse, de profesionalizar algunos aspectos que, hasta ahora, no había puesto atención. Y no, no me refiero a la escritura, ni a los libros, sino a cómo vamos a vivir el resto de nuestras vidas. Ahora que hemos terminado el confinamiento estricto, puedo ver lo mucho que me han servido estos meses para reflexionar y generar nuevas ideas. La ausencia de distracción nocturna ha sido beneficiosa.

Por la parte literaria, el último libro me está dando muchas alegrías y también datos con los que jugar. Estos días pongo punto final a un proyecto en el que he colaborado y del que os contaré más adelante. De momento, tengo el mes de junio ocupado y parte de julio también.

Me alegra ver que muchos bares vuelven a subir la persiana. La calle se anima un poco más y reconozco que echaba de menos el ruido de lo mundano. Tenemos aperitivos, vermú bien frío, buen tiempo y terrazas desinfectadas. ¿Qué más podemos pedir?

Ah, sí.

Sube el volumen de la radio, que no tengo ganas de oír ni a unos ni a otros y, además, qué carajo, toca el tío Wes.