Las reglas del juego

Algunas veces me doy cuenta de que, cuando empiezas a jugar con las reglas que te ofrece Internet, no hay vuelta atrás. Esto significa que, cuando empecé a vender libros online, me di cuenta de que toda la idea que tenía del mundo anterior -como tener un horario de oficina donde se trabaja normalmente todos los días, unos días más, algunos días menos, a sabiendas que al final de mes te van a pagar un salario- dejaba de existir.

Comprendí que sería Internet quien decidiría si iba a vender libros o no y que debía luchar y reinventarme a diario, porque no podía esperar nada de nadie, solo de mí mismo.

Empecé a ver todo esto como el oficio de un boxeador que tiene a una persona delante que le está golpeando todo el tiempo. Al principio, no veía resultados porque era la otra persona la que me estaba golpeando. Así que lo único que podía hacer era defenderme, para no caer y, poco a poco, a medida que empezaba a encontrar oportunidades, golpear al oponente. Pronto nació la necesidad de empezar a verlo de esta manera ya que, si realmente quería dedicarme a ello, tenía que adaptarme a las normas del juego. Todo lo que creas conseguir en la red, es efímero. Tan rápido como te lo da, te lo quita.

En cierto modo, no he vuelto a ser el mismo desde que cambió esta mentalidad para siempre donde la perspectiva de la estabilidad, del planear un futuro, ya no existe para mí. Comencé a sentir cierto gusto por ese caos para centrarme en el presente, y aunque yo tenga una visión macroscópica, siempre sé que tengo que estar cada día dando el máximo de mí para poder llegar al objetivo, porque nadie me asegura que mañana eso se haya terminado.

La gente sigue pensando que estoy algo loco a la hora de ver el mundo de esta manera, pero en los tiempos tan rápidos que corren, si quieres hacer algo que realmente resulta difícil, no hay otra forma de afrontar la realidad. Trabajo, constancia y ejecución. Y nada de esto te asegura que vayas a lograrlo. En el momento en el que te retiras de la senda, has perdido.

Con esto, no critico que la gente quiera tener un empleo estable, hacer planes de futuro, comprar una casa, etc… De hecho, pienso que es lo más normal y cada uno debe saber cómo prefiere vivir su vida. Simplemente, en mi visión de las cosas sobre lo que quiero alcanzar, esto no es posible y termina siendo frustrante. Resulta difícil que la gente me entienda y no es algo que yo espero que haga. Siempre hay un precio que pagar, hagas lo que hagas, y si estás dispuesto a luchar por un ideal, vas a tener que afrontar las opiniones de la gente que no piense como tú. Solo considero que dentro de tu realidad, dentro de tu visión, será lo más correcto para ti y eso es lo que importa. Cada persona debe elegir su camino decidir, que está dispuesta a arriesgar para ser feliz, no algún día, sino cada segundo que pase.