Un roto para muchos descosidos

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Volvemos al ruedo, a la carga. La siguiente entrega del detective Maldonado va tomando forma. El ritmo es bueno y las palabras salen solas. Tras un hiato creativo en el que he tenido que sopesar algunas decisiones, regreso con más fuerza que antes para afrontar lo que queda de año. Para escribir, no necesito mucho más que una buena historia, un editor de textos (mi querido LibreOffice), varias herramientas y un puñado de lectores que la devoren cuando esté terminada. La Red ha propiciado que el oficio remunerado esté al alcance de cualquiera. Puedes aprender sin pagar un céntimo. Puedes conseguir los ingredientes y los materiales para llevar a cabo tu carrera. Pero otra cosa es cómo te la guises.

Después de cortar por lo sano mi actividad en ciertas redes sociales, me doy cuenta de que hay algunas cosas que funcionan para mí y otras no. Para que esto funcione, es importante tener un plan de acción, probar qué es lo que nos sirve y descartar lo demás.

La primavera se acerca, los días son algo más largos y recupero las ansias por dar forma a los párrafos que tecleo, inmerso en personajes vivos, en entornos llenos de matices y en diálogos cargados de emoción.

Cada cual tiene su camino. El literario es duro, pero merece la pena. Atrás quedaron los días en los que importaba más llamar la atención que engrosar el sustento. El único reconocimiento válido es el de siempre: el de quien nos lee. Mi madre suele decir que siempre hay un roto para un descosido. Por fortuna, hay más de un descosido.

Por supuesto, habrá quien piense lo contrario, quien haga la montaña más alta de lo que es, pero es indiferente. Los hechos, como los ojos, nunca mienten.

Hace una semana estrenamos Contraportada, un podcast en vivo que se puede ver ahora en Youtube y escuchar en Spotify. Mañana estaremos de nuevo en Facebook, a partir de las 19h. Os espero.