Cuéntame una historia

No hicieron falta más de 48 horas para que las paredes de aquel hotel se convirtieran en nostalgia. Podía contar cómo reventamos el minibar abriendo champaña y saltando sobre la cama, y cómo aquel botones que al principio se negaba, comenzó a bailar cuando le puse un fajo de billetes…

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Te das cuenta de que has dejado de ser joven, sin llegar a ser joven, el día que entras en el ascensor de un hotel y te sorprendes por el bronceado que luces. Después, ves las canas, el cansacio, los pómulos, esa mirada caída y desganada. Te falta energía, no…

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