Te das cuenta de que has dejado de ser joven, sin llegar a ser joven, el día que entras en el ascensor de un hotel y te sorprendes por el bronceado que luces. Después, ves las canas, el cansacio, los pómulos, esa mirada caída y desganada. Te falta energía, no eres el de antes, y te acojonas. Crees que ser joven era una cuestión de etiqueta. Vistes americana azul, camisa blanca y pantalones de color crema, y te pones esas Rayban de óptica que nunca pasan de moda cuando el sol golpea tu rostro. Has perdido el glam cuando te das cuenta de que ya no te miran como antes. Sales a la calle y recorres el centro de esa ciudad que visitas, sin importar que sea Londres, París o Budapest. Lo haces, vas al centro, caminas lentamente, como si todo te interesara, pero sólo quieres un baño de multitudes, regalar algunas sonrisas, sentirte amado en este día de bajo autoestima. Levantas pasiones, ilusiones, fantasías y algún que otro vestido, pero ya no es lo de antes, ni siquiera para ti. Los mayores tenían razón, los doctores también, y el sentido de algunas palabras cambia, la cerveza comienza a no ser tan buena alternativa a tus problemas y cada vez te cansas más al subir las malditas escaleras. Te das cuenta de que has dejado de ser joven pero no te importa tanto como creías, porque sabes que un día pediste ser mayor, pues aquí lo tienes, lidia con ello, no hay más, quien resiste, gana. Pero, ahora que has llegado aquí, crees que lo entiendes todo, que logras comprender las depresiones, los divorcios, las subidas y bajadas, los despidos laborales. Has llegado aquí y quieres quedarte, porque sabes que puedes vivir con ello sin atragantarte, pero hasta aquí, y marcas una línea, porque más, sería peor, y ya lo crees que lo será, yo también lo creo; y entonces no habrá marcha atrás, el tiempo pasará más rápido, tú y yo nos moriremos, la cerveza estará prohibida y las únicas miradas que levantes serán de pena o simpatía.

Te han convencido de que hace falta llegar al puto Everest para sentirte orgulloso de ti mismo. La vida debe ser un misterio, lo predecible carece de valor