Tierra firme

aerial photograph of white sailboat on calm body of water

Estoy en ese punto de mi vida, en el que soy bisagra del pasado y del futuro. Todos nos encontramos así en algún momento de nuestra existencia. Las últimas páginas de un libro que está a punto de terminar, el comienzo de algo que suena diferente. Disfruto con calma el momento presente pues, después de todo, es lo único real que queda. Cuando me siento un poco perdido, echo la vista atrás y observo de dónde vengo y su porqué. Me paro a pensar en todos esos años, que ahora quedan lejos, en los que dar algo por mí, era una apuesta de alto riesgo para algunos. Con el tiempo, acabé llamando a la suerte, oportunidad, y me di cuenta que había muchas de éstas, ya que fui el primero que se permitió el lujo de perder unas cuantas. Vayan bien o mal las cosas, en algún descuido, la niebla siempre acecha para confundir nuestro rumbo, como si estuviéramos atrapados en el medio de un océano. Me ha pasado antes y tengo claro que me volverá a pasar, pero uno aprende, como un lobo de mar, a navegar por sus pensamientos. Por eso es importante tener claro nuestro destino, aunque demos más vuelta, aunque parezca que no vamos a ver tierra firme. No soy de los que piensa que siempre se llega, pero sí de los que hay que pasar por este mundo, al menos, como si no existiera otra opción.