Jugando por primera vez

white ceramic teacup on saucer

Rompo el ayuno con un café bien concentrado. Me siento frente a la página en blanco y comienzo a teclear. Es importante mantener las cosas de una forma simple, directa, sin rodeos. Me he divertido lo suficiente desde que salió el último libro, así que es hora de volver al tajo, a la forja. El calor preveraniego no ayuda, ni tampoco las terrazas de los bares o el descoloque hormonal que se palpa en las calles. Distracciones vacías, puro hedonismo sin más, para olvidar rápido los últimos meses vividos. A la botella de escocés que hay en el mueble le queda un culo, un par de tragos, pero no pienso comprar otra hasta que ponga a fin a la próxima novela. Escribir me mantiene cuerdo, atento, en mi carril, y evita que me dé por adelantar por la derecha. ¿Es cosa mía o el confinamiento nos ha dejado sin rocanrol? En fin, no importa mucho. Estos días me siento nuevo, fresco, como si acabara de llegar, como si todo estuviera por hacer. Por eso, es importante mantener las cosas de una forma simple, para no perderse, para seguir firme.

Tengo la sensación de que la partida no ha hecho más que empezar.