Parece que esté feo hablar de esto, pero creo que damos más explicaciones que las que deberíamos. Todo por no ser honestos, por no decir la verdad que llevamos dentro y herir a la otra persona.
Sin embargo, creo que es mejor decir la verdad y terminar con algo que viajar con esa pesadumbre y perder el tiempo de ambos.
Nos han enseñado a explicarnos de más, a hablar en los silencios incómodos para evitar el vacío, a llenarnos el estómago de ansiedades. Cargamos con tantas inseguridades que tememos dar un paso al frente.
No es una cuestión de egoísmo, sino propia.
Es tu vida, tu corazón roto y tus principios.
Si te dejan, agarra tus maletas y acepta el fin. Sin porqués ni rencores. No mires atrás y tampoco te arrepientas por lo que hiciste. Si eres quien deja a otra persona, dile la verdad, aunque queme. Después lárgate y déjala tranquila para que la digiera en lugar de remolonear como un buitre. Haberlo pensado mejor.
Si te echan del trabajo, pregúntate por qué y busca otro. Si eres quien se va, hazlo y no te excuses en mentiras.
Nadie te debe nada. No digas que no es justo que no te hayan invitado a esa fiesta o que no te respondan a los mensajes.
A nadie le importa tu opinión, de verdad.
Reacciona y actúa como creas.
Tarde o temprano, te darás cuenta de que no eres tan egoísta como pensabas que serías. Miras por ti, por tu bienestar, como hace quien no se asfixia en sus contradicciones.