Diario de a bordo: cinco años de enseñanzas

wolf pack on rock formation

Como cada año, a medida que nos acercamos a San Silvestre, comienzo a cuestionármelo todo de nuevo. He mencionado en otros textos que sólo me realizo dos auditorías durante los doce meses: la primera, en mi cumpleaños. La segunda, a finales de año. El año pasado escribí sobre esto. Las comidas copiosas, el trasnocho, las bebidas espirituosas y las resacas pesadas no ayudan a pensar con claridad durante estos días. Perdemos el hábito de nuestro día a día, pero recurrimos a esa válvula de escape, en ocasiones, tan necesaria. No obstante, una vez recuperado, hago el esfuerzo por volver a mi reino interior, a esa paz (ahora inexistente) que habita cuando me concentro lo suficiente. Siento las chispas en mi interior, percibo que todo se derrumba a mi alrededor y que volvemos a empezar de cero. A la vez, echo la vista atrás y me pregunto qué he logrado este año y qué no, a la vez que me pregunto si he cubierto las tres áreas que reinan nuestra vida: salud, dinero y amor.
El año pasado, mi propósito fue la responsabilidad y creo que no me he portado del todo mal. He sabido manejarme hasta subir al siguiente nivel, aunque haya tenido que navegar contra viento y marea. Pero he sido un irresponsable con otros ámbitos de la vida. El año 2019 era todo un desafío para mí. Luego no ha sido para tanto. Pero sé que 2020 será otra fase de cuartos de final y mi propósito es mantenerme más saludable para abarcar todo lo que tengo en mente. Soy una persona que funciona cuando me siento bien mental y físicamente, pero también un animal nocturno que necesita escapar de cuando en cuando. Las subidas y bajadas, cada año que pasan, son más jodidas de aguantar.
Por otro lado, mi desintoxicación digital durante treinta días ha tenido un efecto extraño, quizá positivo, tal vez indiferente. Decidí alejarme un poco del ruido virtual para encauzar lo que quedaba de año y me ha ayudado a eliminar ciertos hábitos y a dejar de prestar atención a ciertas cosas. Me ha venido bien y ahora no sé si retomaré la actividad de antes. Veremos.

Recapitulando:

Finalmente, esto no deja de ser un diario de a bordo para poder revisar las promesas que no cumplí en el futuro, pero también para entender que las victorias requieren tiempo, paciencia, trabajo duro y dejar tu ego a un lado, pero no olvides de vivir cada momento al límite. No te arrepentirás de nada.

Y, ahora, vamos a reventar los próximos doce meses.