Quietud e inquietud

people walking on street during daytime

Segunda quincena de abril, voy mejorando la receta del arroz valenciano y de la tortilla de patatas con los consejos de Emilia Pardo Bazán, la guitarra del maestro Albeniz, un crianza manchego y un poco de jamón serrano o fuet. Los aperitivos del sábado son intocables, aunque se limite a unos mejillones, unas aceitunas y unas patatas fritas con aceite de oliva. Los pequeños detalles le dan color a unos días que no se diferenciarían entre ellos, si no fuera por mis ganas de sacar los proyectos adelante. Por fin, algunas cosas comienzan a ver la luz. Pensaba que la batalla entre la creatividad y el confinamiento se la iba a llevar el segundo, pero me satisface poder comprobar que no ha sido así.
En unos días anunciaré algo sobre una nueva novela, ajena a las series. Quien pertenezca a la lista de correo, se enterará antes.
En mayo comienza el Premio Literario de Amazon. Este año me presento con una obra muy especial de la que hablaré cuando llegue el momento.
Por otra parte, la serie de Rojo ya está en fase de producción en audiolibro. La productora está grabando las cuatro entregas del policía, que formarán parte del catálogo, en el que se incluye toda la serie de Caballero y Don (se pueden escuchar ya en Storytel y en otras muchas plataformas.
No sé cómo cambiará nuestra forma de vivir en los próximos meses, pero este extraño periodo sí que va a transformar la mía en muchos aspectos. Con la calma, he tenido espacio para reflexionar y valorar lo que es importante y necesario. Vida hay una, es breve y no conviene malgastarla. La mayoría de veces, lo que más nos perjudica no son las cosas, ni las personas, sino los propios pensamientos que tenemos y ocupan nuestra mente. De esto también conviene hacer limpieza. Desconectar del consumo de opiniones ajenas, de información superflua de idearios virtuales que, durante estos días, hemos comprobado que estaban hechos de cartón.
Hace unos años decían que la desconexión era el nuevo lujo. En estas semanas hemos fortalecido una dependencia (aún más) insana de la que nos va a costar salir. Porque sí, porque nos hace compañía, nos entretiene y nos conecta pero, como todo lo bueno a corto plazo, termina deteriorándonos.
Quietud a solas e inquietud llenarnos un poco mejor.
Lo sé porque lo noto y porque todavía existen libros y películas en las que me gustaría vivir de manera atemporal, en silencio y sin tener que desviar la atención. De lo contrario, a la larga, seré incapaz de escribir algo más largo que un mensaje de texto.