Sobrellevar

silhouette of building during sunset

Otra semana. Un mes de comienzos. Regreso al blog para hacer una pausa entre tanta escritura pendiente. La semana pasada fue agotadora y el viernes sentí cómo la cabeza pedía un respiro. Supongo que son los tiempos que corren, la presión que nos imponemos y la sensación de que ya llevamos un año con este enredo. Por desgracia, a pesar de que no lo queramos, hay que saber cuándo decir basta y aparcar ciertos proyectos. En mi caso, aunque la historia era buena y tenía la estructura de principio a fin, tengo que aparcar una novela hasta nuevo aviso. Hacía tiempo que no me ocurría y reconozco que vivo con el mismo miedo cada vez que comienzo una historia, pero sé cuándo parar y cuándo tomarle el pulso a la situación. Como novedad, la semana pasada me enfrenté a mi primer guión televisivo y la experiencia fue muy grata. Hay cosas que salen solas y otras no.

Hace un mes que presenté a Maldonado y continúo con una promoción lenta, silenciosa, que da sus frutos. La recepción ha sido buena, mejor de lo que esperaba, por lo que la retroalimentación que recibo inspira a que siga con la hoja de ruta. A la vez, estoy embarcado en otro proyecto largo (como los Fonseca) y eso absorbe mis días. Para más inri, después de meses de gestación, la semana pasada presentamos CONTRAPORTADA, un podcast visual junto a tres amigos escritores que se puede encontrar aquí y en Spotify. La idea es llevarlo de manera quincenal, a pesar de los contratiempos, poniendo la tecnología a nuestro favor con tal de acercarnos a quien nos lee.
La primavera se acerca con timidez, mostrando el fruto en los árboles, advirtiéndonos de que, antes de que nos demos cuenta, los días volverán a ser (todavía más) largos.
Estos días leo a Gistau, a Umbral y a Edgar Neville. Una comida en Casa Rafa para celebrar la vida, un escocés en Mazarino para sobrellevar los días soporíferos y medias tardes por Ponzano buscando la inspiración. Después de un año, echo la vista atrás y reflexiono sobre muchas cosas. He borrado algunos perfiles de redes y he abandonado otros. La necesidad de ser relevante para otros, no es para mí. Ni las opiniones, ni lo novedoso. Miedo a desaparecer / temor a ser olvidado, escribo como idea central en una historia. No hay presión sobre mis hombros y eso lo hace todo más fácil. Los seguidores no determinan el éxito de tus libros.
Amanece en Madrid, el café ya está frío y es hora de dar un largo paseo para refrescar las ideas. Chet Baker sigue tocando cada mañana y el bar de abajo ha vuelto a abrir. Los días siguen siendo días y, por tanto, suponen otra oportunidad para hacer las cosas bien.