El sol quema demasiado

black framed eyeglasses on white book page

Céntrate en lo que sabes hacer, no te compares, no juzgues, no te identifiques con algo que no eres y no sufras por problemas imaginarios.
Por fin, casi todo está listo para el lanzamiento de «¿Quién mató a Laura Coves?». En los próximos días recibiré las muestras en papel para ver qué tal queda la edición física y dar los últimos retoques.
En ocasiones como esta, la vida te viene de sopetón y no sabes muy bien cómo encajar los golpes. El verano se me escapó sin darme cuenta. El libro me quitó más tiempo de lo que había planeado y otros proyectos me mantuvieron tan ocupado que los mensajes se acumulaban en mi teléfono y me sentía incapaz de responderlos. Muchos de ellos aún siguen ahí. La salud sufrió el desgaste. La vida continuó. Me hubiese gustado compartir el proceso de reescribir más de quinientas palabras por no planificar bien una historia. Y también el desasosiego al sentir que tiraba la toalla. Pero no tenía casi fuerzas y las pocas las reuní para seguir.

Mi presencia en redes ha sido casi nula y, pese a todo, todo ha seguido funcionando. A veces creemos que nuestro sistema se debilitará porque no somos activos (que es diferente a presentes), pero no es así. Todos pasamos por lo mismo, de alguna manera u otra, y nadie está tan pendiente de otra gente. Quien me lee, sigue leyendo. Quien no lo hacía, sigue sin hacerlo. Mis facturas, se siguen pagando y yo me hago cada día un poco más viejo. Por eso, me centro en lo que sé hacer, que no es otra cosa que contar historias y me alejo -de un modo voluntario- hacia la sombra, porque el sol, a veces, quema demasiado. Regresaré, tal vez, no sé cómo, pero sí cuando me vea fuerte de compaginarlo con el oficio. Conclusión: no hace falta estar ahí todo el tiempo para que tu obra se venda. Otra cosa es que queramos vendernos a nosotros mismos.