En un viaje en coche, tuve una conversación sobre el jazz y sus guitarristas.
La gente suele asociar el jazz con el piano o la trompeta y el saxo. Mi corazón se divide en dos, entre el rock y el jazz, y este último me acompaña desde que escribo (completé la primera novela de Caballero con Miles Davis y el Kind of Blue en bucle), y mis libros están llenos de referencias a Bill Evans, Coltrane, Chet Baker, Miles Davis… Sin embargo, no soy un purista y me dejo seducir por todo aquello que me llena y me transmite. Quizá por el hecho de que siempre hubo una guitarra española en casa y por las horas que mi abuelo escuchaba Radio Olé en los veranos de cosecha de almendra, cuando había que esperar a que el sol bajara para continuar la jornada. Todo eso cala hondo y hoy suena en casa.
Siempre lo digo, pero el verano me recuerda a las cuerdas de Paulinho Nogueira, Paco de Lucía o Kenny Burrell. Estos días de escritura de «La playa de los muertos», me acompaño de Caballero, Rojo y (hasta aquí puedo contar). En casa suenan los maestros. Días de madrugar, preparar café bien fuerte, escribir, leer un rato, comer ligero y dormir siesta, descorchar vino y escribir un poco más.
Y algún día, si se tercia, un arroz o una fideuá.
Aquí mi lista de álbumes para el verano (los podéis encontrar en Youtube):
Paco de Lucía – Almoraima
Paulinho Nogueira – O Fino Do Violão Vol. 2
Kenny Burrell – Moon And Sand
Chet Baker Quartet – No Problem