El final de las series

Es un día de calor. He terminado unas 3000 palabras de la novela en la que estoy trabajando y el termómetro llega al pico de la semana. De fondo suena RNE Clásica porque es de las pocas cosas que puedo sintonizar desde aquí y porque temo que el ordenador se funda si abro demasiadas pestañas. La radio como resistencia, como gesto de sumisión a que otra persona ponga la música que escucho. Bueno, RNE Clásica es de lo mejor que hay, así que no me importa.

La pregunta de hoy va sobre las series. En un pódcast americano, hablaban sobre cuánto se quejan muchos lectores a la hora de comenzar una serie. Hay lectores que no quieren empezar una sin haber terminado otra. Al parecer, a veces tienen la sensación de que el autor no acaba nunca lo que comienza. Me cuestiono cuándo es el fin de una serie, de un personaje, de su historia, y pienso en un número redondo. ¿Nueve, quizá diez? No sé cuántas novelas son necesarias para completar una serie. En algunos lados, he leído a autores de éxito que sentencian a sus personajes con quince entregas, pero tal vez sean demasiadas. Esto no quiere decir que quiera acabar con uno de mis personajes, aunque lo cierto es que algunos tienen más recorrido que otros —o se mantienen con el tiempo—. Sin embargo, todos merecen un final, como le ocurrió a Don en sus ocho entregas.

No tengo ni idea. Tal vez sea el calor.

Tengo muchas ideas y quiero escribirlas todas.

Voy a abrir una cerveza.

Según la radio, hoy es el día del león, y hubo un tiempo en el que había el mismo número de leones que de humanos. No quiero un universo literario donde exista el mismo número de series sin acabar que de lectores.

Mientras tanto, aún se puede reservar «La playa de los muertos» de Caballero, que llega el 5 de septiembre.